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'Ficus', en Bobinas

Acabo de leer una noticia realmente buena. Mañana, sábado 8 de mayo, se podrá ver en el programa Bobinas, de Aragón Televisión, el cortometraje ’Ficus’. La cita será a las 4.30 de la madrugada (la cultura siempre tiene estas privilegiadas franjas horarias). Además, también se estrenará el próximo miércoles 12 en las jornadas de Cine Villa de La Almunia.

El corto ha sido dirigido por la zaragona Elena Cid y está protagonizado por Maite Navales y Raúl Sanz (a ambos se les pudo ver en la película de Miguel Ángel Lamata, ’Una de zombis’). El mismo programa, pero a las 9 de la mañana, ofrecerá un reportaje de la directora, con varios cortos ya a sus espaldas y actualmente coordinadora de Cuarto Milenio (Cuatro). Como curiosidad técnica, el filme fue rodado en Alta Definición con la cámara Red One, una de las más avanzadas del momento.

’Ficus’ es una sencilla historia de amor en clave de comedia. O mejor dicho, el final de la relación de una pareja y el nacimiento de otra. El chico es un buen tipo, pero que ya se ha dejado absorber por la monotonía. Ella, por su puesto, intentará cambiarlo y tomará decisiones drásticas. Sin embargo, quizás no sea tan fácil que él se de por aludido. La cosa se complicará más con la aparición de una curiosa vecina...

 

Hace más de un año, ya pude ver un adelanto del corto en La Lata de Bombillas. El resultado es una obra realmente simpática, rozando las situaciones absurdas, con un dinámico estilo narrativo. En poco más de 10 minutos resume la impotencia de una mujer ignorada, lo peligroso que es el acomodamiento para una pareja y el pasotismo de los hombres.

Ese montaje no era el definitivo. Habrá que ver como ha quedado con una nueva banda sonora y una post producción más elaborada tras varios retrasos en su estreno.

 

El director de la discordia: Wes Anderson.

En una época como la que vivimos de sobreinformación y donde todo el mundo puede expresar sus opiniones gracias a internet, es difícil que la gente se ponga de acuerdo en sus preferencias y cada vez es más difícil encontrar la unanimidad en las nuevas propuestas artísticas. Aunque pienso que esto no debe de ser algo completamente nuevo, pues no me creo que cuando se estrenó Ciudadano Kane toda la crítica la aplaudiese al unísono. Y como ejemplo más claro no hay más que mirar la indiferencia que suscitó “Blade Runner” en su estreno (muchos críticos aún deben estar escondidos debajo de una piedra) y el fervor casi religioso que suscita ahora.

Uno de los directores actuales que más discrepancias está generando es Wes Anderson. Este director nació en Houston en 1969 y estudió Filosofía en la Universidad de Texas, donde conoció a su amigo Owen Wilson. De esa amistad surgió el que sería el guión de su primer cortometraje “Bottle Rocket”. Se ha convertido en el emblema de la generación de cineastas norteamericanos independientes que vio la luz a comienzos de los años 90. A Anderson se le suele incluir dentro de la denominada Nueva Comedia Americana, donde también destacan los realizadores Alexander Payne (“Entre Copas”, “A propósito de Schmidt”), Paul Thomas Anderson (éste ya reconocido por los grandes medios gracias a “Magnolia” y la reciente “Pozos de Ambición”), o Todd Solondz (“Happines”, “Bienvenidos a la casa de muñecas”), y los actores Ben Stiller, Will Ferrel o Jack Black. La mayor característica de esta generación es un peculiar sentido del humor, o como dice Jordi Costa: “su poshumor sería el fruto de la perplejidad del espectador frente a una respuesta pretendidamente cómica”. O para que nos entendamos, los herederos directos de gente como John Landis (“Los Blues Brothers”) o Blake Edwards (“El Guateque”, “La Pantera Rosa”). En cuanto a los actores el ejemplo más claro podría ser el gran Peter Sellers o más recientemente Bill Murray (un actor que como veremos sigue en plena vigencia).

El estilo en concreto de Anderson se podría resumir en una cuidadísima puesta en escena, con un gran sentido del detalle y la contraposición de colores; una exquisita elección de la banda sonora, donde conviven los Rolling Stones y The Kinks con música árabe o brasileña; la recreación de un universo siempre único sobre un marco aislado y dotado con sus propias leyes; el equilibrio entre comedia y pesimismo, con un sentido del humor muy cuidado aplicado a situaciones delicadas (como es el intento de suicidio); y la predilección por unos personajes pintorescos encerrados en sí mismos con incapacidad de encajar en el mundo real. Sus detractores, sin embargo, le acusan de ser un mero fabricante de historias entretenidas pero insustanciales, unos chistes que no pasan de lo simpático en el mejor de los casos, pero sobre todo de su afán de ser trascendente en unas películas con una impecable factura visual pero vacío en su contenido. Estas acusaciones no sólo se quedan en él, sino que son los mismos reproches que se hacen a autores “pijos” de su generación como Sofia Coppola o la española Isabel Coixet.

Su primera obre fue “Ladrón que roba a ladrón” (1996), un filme que es la puesta de largo de su primer cortometraje “Bottle Rocket”, con la misma trama y los mismos personajes. En España no llegó a ser estrenada en pantalla grande y se lanzó directamente en vídeo, pero hoy en día aún es difícil localizarla. La historia la crearon a tres manos, el propio Anderson, Owen Wilson y su hermano Luke, y supuso el despegue de sus respectivas carreras (Owen, en estos momentos recuperándose de su intento de suicidio…). Narra la vida de dos amigos que recién salidos del manicomio que ingresaron voluntariamente, intentan alcanzar algunas de sus sueños y para ello terminan metidos en el mundo del crimen. Como es de esperar, los personajes al final de la cinta habrán llegado a una meta pero la que ellos se habían planteado. Esta es la premisa de todas las películas de este director: los sueños frustrados, y como conciliarse con el presente. La primera hora mantiene un listón muy alto, con escenas memorables como la huida del manicomio y el atraco a la librería. Después decae, pero el final vuelve a ser magnífico (es especialista en esto). Aunque le falta ritmo y el nivel de complejidad es aún menor, su estilo ya comienza a estar muy presente. Destacables son la actuaciones de los dos protagonistas y sobre todo de un gran James Caan. De este último poco queda por decir, pero Owen Wilson merece estar entre uno de los mejores cómicos de sus generación como posteriormente demostraría con la obra maestra que es “Zoolander” (2001) de Ben Stiller.

Tan sólo dos años más tarde dio forma a la que es una de sus mejores obras: “Academia Rushmore” (1998). En ella descubrimos a Max Fischer (interpretado por Jason Schwartzman) un estudiante (entre entrañable y repelente) de una pija universidad americana, que se enamora de una de sus profesoras, pero la cosa se complica cuando su amigo, el profesor Blume (Bill Murray) también la quiere conquistar. Aquí el director ya da rienda suelta a todo su ingenio y nos regala una inteligentísima comedia ácida sobre la juventud (pero desde un punto de vista muy adulto) y, por supuesto los sueños incumplidos. Si algo hay que destacar (aparte de su siempre impecable puesta en escena) son los maravillosos personajes, que siendo unos egoísta despiertan una gran ternura, y unos diálogos que lejos de ser empalagosos son muy emotivos. Hay que reconocer que los actores están a la altura, destacando a Bill Murray y Jason Schartzman, que aquí comenzarían su fructífera relación con Anderson: el primero como actor fetiche y el segundo como coguionista (también ha hecho buenas migas con la familia Coppola. Se podrá decir que ha pegado un pelotazo).

Con “Los Tenembaums. Una Familia de Genios.” (2002) tocó techo. Si en su anterior trabajo creaba un maravilloso trío protagonista, en esta ocasión nos regala una familia entera, con un reparto espectacular (Gene Hackman, Ben Stiller, los hermanos Wilson, Anjelica Houston, Gwyneth Paltrow…). Tras un genial prólogo con los acordes de “Hey Jude” de los Beatles, nos presenta a estos peculiares personajes. Los hijos prodigio: un tenista depresivo, un prometedor empresario inventor de los ratones dálmatas, y una decadente dramaturga. Los padres: ella paleontóloga responsable y él un patriarca crápula vividor. Pero el paso del tiempo no trata a todos bien por igual, y aunque intenten cambiar el pasado, nunca lo lograran: las heridas siguen aún abiertas. Anderson describe diálogos y situaciones sin buscar la risa fácil y sin caer en la parodia ni la crueldad, pero realiza una hermosa comedia (en el estilo clásico de la palabra) que en el fondo trata del amor, muerte, soledad, cariño… Es decir, los grandes temas universales del ser humano.

Una vez consolidado en el panorama cinematográfico, Anderson llevó a cabo unos de sus proyectos más ansiados, “Life Aquatic” (2005). Otra vez con un gran reparto, en el que repiten muchos de sus habituales, pero que además incluye a Willem Fafoe. Un lujo. Es la historia de una especia de Jacques CousteauHenry Sellick (“Pesadilla Antes De Navidad” 1993) para recrear las especies marinas. Y, por supuesto la BSO, que rescata temas del primer David Bowie originales y otros interpretados por Seu Jorge en brasileño. Mención especial merece el tema de Sigur Ros en la escena del tiburón, pues no se me ocurre una música mejor para acompañar esas imágenes. Por el contrario, se trata de su obra más pretenciosa (en el mal sentido de la palabra) y a parte de perder mucho fuelle en la recta final, tiene momentos muy forzados. De todas maneras, una película con un encanto que es difícil resistirse. (interpretado por Bill Murray) que busca la existencia de un mítico tiburón acompañado por su estrafalaria tripulación (que no deja de ser otra de sus familias disfuncionales). Este tema ya le venía dando vueltas desde tiempos de “Academia Rushmore”, donde un acuario ya tenía una gran importancia en el guión. El resultado es su filme más desigual, en el que encontramos algunos de los mejores momentos de su carrera con otros de nivel inferior. A favor de la balanza decir, que su estilo visual ya está completamente formado (y alejado a años luz de los demás), llegando su cumbre, que es la hermosa escena final cuando toda la tripulación, por fin, descubre el gran tiburón. Hay que destacar también el excelente trabajo de

Normalmente, a partir de la idea de un corto se desarrolla un largometraje, pero en su último trabajo, Anderson ha hecho lo contrario. A raíz “Viaje a Darjeeling”“Hotel Chavelier” (2007), para contextualizar uno de los protagonistas de la película (Jason Schwartzman). En ella nos cuenta el reencuentro, en una habitación de un hotel de París, de una pareja de relación imposible que no pueden estar ni juntos ni separados. Uno de los alicientes para verla es la oportunidad de ver a la bella Natalie Portman desnuda, resaltada por una hermosa fotografía y una efectiva cámara lenta. Para algunos merece la pena más este corto que la película completa. Puede que no les falte razón. Pero si algo me quedo de esta obra es la genial utilización de la canción de “Where do you go to my lovely” de Peter Sardstedt. (2007), se le ocurrió rodar una pequeña historia llamada

En “Viaje a Darjeeling”, vuelve a reincidir en su apuesta formal para construir un relato que aúna todas sus virtudes (y también sus defectos). En él nos muestra el viaje de tres hermanos a la India para recuperar su confianza y reencontrarse con su madre, es decir otra excusa para mostrar familias que buscan su reconciliación. El Filme tiene momentos brillantes (el cameo de Bill Murray, las disputas de los tres hermanos, la relación con su madre), pero es inevitable caer en la sensación que los mecanismos de representación, el desarrollo de personajes y la temática son demasiado parecidos a toda su obra anterior. Sin embargo, una vez más Anderson sale victorioso y es imposible salir del cine sin la idea de haber visto una historia entrañable, única y fascinante.

En estos momentos sus fieles seguidores van a seguir adorándolo (en los que yo me incluyó) y sus detractores siempre tendrán motivos de sobras para criticarle (si son bien razonados, no les faltan). Pero lo que es indudable es que mientras sigue habiendo directores tan personales, innovadores y, por supuesto, que sean capaces de generar opiniones contrastadas, el cine seguirá siendo el fascinante séptimo arte. Ahora sólo nos queda esperar a ver que nos ofrece en su nuevo proyecto, “The Fantastic Mr.Fox”, un filme de animación en el que adapta al también genial Roald Dahl.

Perfil de Guillermo del Toro

 

Guillermo del Toro con “El Laberinto del Fauno” (2006) ha logrado, por fin, el gran reconocimiento mundial que se le debía. Y lo mejor es que lo ha conseguido sin renunciar a sus principios. Su sexta película es más personal que “Cronos” (1993), más violenta que “Blade II” (2002), y más espectacular que “Hellboy” (2004). Muchos dudaban de este director que no le hace ascos a ningún genero, que hace películas de acción para Hollywood, y además es gran fan de los comics. Un perfil muy alejado del que se le caracteriza a un gran director respetado por la crítica.

Nació en México en 1964, y desde su niñez ya estaba enamorado de las películas de la productora Hammer, los comics y la escuela de terror italiana. Esto sumado a su pasión por los efectos especiales y el maquillaje ha logrado crear un estilo visual muy personal, caracterizado por una desbordante imaginación con unos elementos constantes: la religión, los insectos, la Guerra Civil Española, y una omnipresente fantasía.

Desde “Cronos”, ya muestra su interés por la religión. Se trataba de un filme sobre vampiros, pero con un punto de vista muy distinto a lo que se suele ver. El director considera a los vampiros como una enfermedad, como una consecuencia de la condición humana y la búsqueda de romper las barreras naturales inherentes al hombre. Premisa que después continuaría de una manera completamente distinta, pero igualmente brillante en la continuación de la saga del cazavampiros Blade, y de manera más convencional en el “El espinazo del diablo” (2000)

Del Toro ha reconocido en más de una ocasión que considera a los insectos como “los seres más perfectos de este planeta, así que no es de extrañar, que se en su universo los haya convertido en la fuente de la eternidad de “Cronos”, o como el relevo inevitable del ser humano en “Mimic” (1997).

A pesar de haber trabajado para los grandes estudios de Hollywood, siempre se ha mostrado muy ligado a España, y además de haber rodado aquí, y contar con compositores españoles para sus bandas sonoras, tiene una fijación por nuestra Guerra Civil. Una contienda que utiliza para mostrar su absoluto rechazo a todo tipo de autoritarismo, y en concreto al fascismo que asoló nuestro país. En su último trabajo ha llegado a representar el fascismo como el mal absoluto, un mal incluso más temible que los monstruos de los cuentos de hadas. Hace poco anunció que acabaría la trilogía de la guerra española, iniciada con “El espinazo del diablo” (2001), con “3093”, con un guión aún no terminado.

Pero si algo se destaca en todas sus obras es su enorme fantasía salpicada por su peculiar humor negro. Una constante existente en toda su obra y que no va abandonar en sus futuros proyectos: la continuación de “Hellboy”. Parece que el Mexicano concibe la fantasía como un elemento indivisible de la realidad. E incluso sus dos proyectos más ambiciosos , “El espinazo del diablo”, y “El laberinto del Fauno” trata de fundir en un solo plano. Y en este último ha realizado una absoluta obra maestra, que le ha abierto las puertas de los Oscars, y ha conquistado las taquillas de medio mundo. No es que a estas alturas el director, uno de los más prometedores del mundo, necesite este premio, pero sería un buen síntoma de que esta academia entiende por dónde va el cine del nuevo siglo.

Los Oscars: ¿decepción o justicia?

 

 

 

79 edición de los premios Oscar prometía ser una de las más internacionales de la historia, con nominados de muy diversos países, y que partía con una clara favorita, Babel, de Alejandro González de Iñarritu. Además contaba con el aliciente de 18 posibles estatuillas a alguien de habla hispana, encabezada por nuestra internacional Penélope Cruz. Al final, se impuso el conservadurismo de Hollywood, y la triunfadora de la noche fue “Infiltrados” de Martín Scorsese. Los hispanos nos tuvimos con conformar con 4 estatuillas. Lo siento Pe, pero la competencia era muy dura.

 

 

Muchos hablan de decepción por no ganar el filme de Iñarritu , e incluso se han alzado voces lamentando que “el gran perdedor ha sido el cine”. Pero, ¿de verdad alguien pensaba que, en los Oscars, la fiesta del cine americano por excelencia, iban a premiar a un filme tan crítico con ellos como Babel? Estaba claro que no. De hecho, debemos alegrarnos de que, por fin, hayan premiado a uno de los mejores directores de los últimos 30 años, Scorsese.

 

La victoria del italo-americano no ha sido, evidentemente, por “Infiltrados”, sino por su larga trayectoria cargada de obras maestras sin reconocimiento alguno: “Taxi driver”, “Toro Salvaje”, “Uno de los nuestros”... Su último trabajo, tal vez no esté a la altura, pero será extraño que con el paso del tiempo esta obra no sea valorada de una mejor manera.

 

Muchos acusan a la academia de no premiar a una película más arriesgada y apartada del negocio, pero esa desde luego, tampoco era “Babel”. Si querían que se hiciese justicia, deberían acordarse de Werner Herzog con “Grizzly Man” o de Lars Von Trier con “Manderley”, auténticos genios del cine nunca reconocidos. Aunque realmente no hacía falta irse tan lejos. La auténtica obra maestra también tenía nombre español: “El laberinto del Fauno”, del Mexicano Guillermo del Toro.

 

El filme de Del Toro se llevó tres estatuillas, pero no la de “Mejor Película en Lengua Extranjera”, la más importante a la que optaba. Una lástima porque se la merecía. Se la arrebató la alemana, “Las vidas de otros”. Sin embargo esas tres galardones tienen nombre español. Enhorabuena. Y felicitar al resto de nuestros candidatos, porque han llegado hasta allí, ahora solo pueden seguir esforzándose, y demostrar que tenemos la calidad suficiente para estar allí otra vez, el año que viene.

Entrevista a Leandro Martinez, director de la Filmoteca de Zaragoza

Leandro Martínez es el director de la Filmoteca de Zaragoza desde hace más de 25 años. Su objetivo es dar a conocer tanto películas clásicas como modernas, que pasan desapercibidas por la cartelera.

¿Qué ventajas tiene el cine digital frente al convencional?

Con el digital, te ahorras mucho coste, pero tiene el inconveniente que para poder proyectar en cine hay que pasarlo al celuloide, que es muy caro. En Zaragoza no hay ninguna sala, salvo la Filmoteca, que puede proyectar tanto en 35 mm, 16 mm y todo lo que sea digital.

Entonces, ¿por qué grandes directores, como George Lucas, se están pasando tan rápido a este sistema?

George Lucas, con “Star Wars”, trabaja también en celuloide, sólo trabaja el digital en la edición y montaje. El soporte hoy en día más fiable sigue siendo el de 35 mm, mucho más que en CD. Aunque no hay que olvidar que el celuloide es endeble, cada vez que se pasa por un proyector sufre un poco de daño.

¿Cuándo cree usted que las salas se adaptarán al nuevo formato?

Creo que el cine va a seguir tal y como lo conocemos, aunque haya ciertas salas que se han adaptado al digital. Pero son muy pocas. La mayoría ni se lo han planteado. Esas cosas de que podremos disfrutar del cine por medio de satélite esta muy lejos, porque muchas veces se pixela la imagen. Tal vez dentro de unos años sea una realidad absoluta. Pero las empresas que comercializan el celuloide, y los laboratorios son muy poderosos y algo tendrán que decir, no se cruzarán de brazos.

Entonces, hoy en día, ¿qué ventajas tiene el digital?

Es ideal para películas pequeñas, tipo “La silla de Fernando”, que es un plano casi fijo y algún paisaje. Si te fijas, en el momento que hay un barrido, todo se ve muy mal. Cada soporte tiene sus propias características y, dependiendo de cada proyecto o de cada guión, deberás elegir. Si es para televisión y medios parecidos, está muy bien el digital. Pero para el cine es necesario el celuloide, que tiene una calidad que el digital no puede alcanzar de momento. También puedes  rodar en digital y luego gastarte una pasta en pasarlo a 35 mm. Me parece sorprendente que algunos autores se quejen de no poder estrenar.

¿Es muy difícil estrenar en una gran pantalla?

Es muy complicado. Las obras se presentan en festivales para que los distribuidores las compren. Algunos de estos tienen sus propias salas, y hay más posibilidades de que se exhiban. Pero otras no tienen, y deben vender el producto. Tienen que luchar para que se le haga un hueco. Hay películas que se compran y no se estrenan nunca. Además, en España estamos colonizados por las películas americanas, un 80 % son de allí. Las nuestras y europeas tienen muchas dificultades. Ahora, en España, están modificando la Ley del Cine. Hay  que cubrir una cuota de pantalla, pero hacen trampas colando películas como “El reino de los cielos”.

¿Por qué cree que no cuaja la costumbre de ver las películas en su idioma original?

La culpa es de los jóvenes, no han sabido defender la integridad de la voz original. No creo que sea tan complicado, y más teniendo en cuenta que, hoy en día, muchos jóvenes saben idiomas. Es una locura ver una historia de Samuráis hablando un perfecto castellano. Se necesita el ritmo del idioma original. Eso se ha extendido a todo lo demás y cualquier película que se desmarque de lo más trillado no se estrena. Por ejemplo Kaurismaki, que sólo lo estrena filmoteca.

¿Cuál es la filosofía de la Filmoteca para elegir  y proyectar sus títulos?

La Filmoteca muestra de todo.  A veces hacemos ciclos, y no  nos preocupa de si han tenido éxito o no. La programación es una revisión continua de la historia del cine. Nos movemos tanto en el cine clásico, como en el cine experimental de nuevos creadores. Todos los años mostramos filmes de Sudáfrica, Holanda, países que no penetran en España por otro medio. Así damos una imagen plural.

El celuloide resiste a las nuevas tecnologías

Con la irrupción del cine digital, parece ser que algunos ven ya el adiós definitivo del formato de 35 mm, como ya ocurrió antes con el vinilo frente al CD y del vídeo con el DVD. En España, los exhibidores calculan que deberán invertir unos 1.000 millones de euros para cambiar las maquinas. El sistema digital se basa en un sistema electrónico en el que no existirá un soporte físico, sino películas que serán rodadas y almacenadas para luego ser enviadas a través de satélite a las salas. Sin embargo, este nuevo formato aún no tiene la suficiente calidad, y el celuloide sigue imponiéndose en las salas de cine.

 

EL MODELO ESTANDAR

Un cambio tan fuerte requiere unos estándares de normalización y calidad que las grandes majors de Hollywood se han encargado de elaborar. El resultado ha sido el Digital Cinema Initiatives. Dado su peso económico y estratégico, ningún fabricante podrá permitirse el lujo de no hacer caso a estas especificaciones. El DCI establece cuatro estándares de proyección digitalpor orden descendente de calidad y según el tipo de sala.

 

MEJORA DE CALIDAD

Además hay cuatro parámetros de calidad que están en función de la luminosidad, el espacio geométrico, la resolución y el contraste. Con esto se posibilitará que el espectador vea por primera vez en pantalla tonalidades que hasta ahora no se podían reproducir, una resolución de casi el doble de calidad respecto al celuloide, y un contraste mucho mejor.

 

LAS SALAS ESPAÑOLAS

En el mundo existen algo más de 400 salas con sistemas homologados por el DCI, aunque existen otras salas que, a pesar de que no se ajustan, permiten ofrecer películas con calidad digital. En algunos casos, debido a aspectos técnicos o físicos, es mejor no aplicar los parámetros del DCI. En España, la Asociación de Cine Digital agrupa a 75 salas. Muchas de ellas buscan mostrar, además de películas, eventos deportivos o artísticos. Solo tenemos nueve salas con aparatos que cumplen todos los requisitos del DCI.

 

REPARTO DE GASTOS

 

La inversión para adaptarse al nuevo modelo por sala española oscila entre 80.000 y 120.000 euros. El problemas es quién va a costear todo este largo proceso. Los exhibidores españoles palntean que sean las distribuidoras quienes se hagan cargo, ya que son ellas las grandes beneficiarias, debido a que ahorrarán enormes cantidades de dinero en transporte, logística, etcétera. El único inconveniente es el de la piratería, puesto que el formato digital es más susceptible a esta práctica, aunque ya se está trabajando para solucionarlo.

El Dia de la Marmota

 

Ho, dia 2 de febrero, es "El Dia de la Marmota". Es una fiesta y costumbre tradicional de Estados Unidos que se remonta hasta el año 1887. Las más famosa se celebra en el pueblo de Punxsutawney, en el estado de Pennsylvania. La celebración consiste en que todos los años, en esta fecha, se intenta predecir la duración del invierno por el comportamiento de una marmota. La famosa marmota Phil.

Si bien algunos remontan la costumbre a tradiciones irlandesas, la historia parece fijarse más bien en los inmigrantes alemanes llegados a Estados Unidos. Los granjeros germanos utilizaban el método para saber cuando tenían que cultivar sus tierras. La marmota, al salir de su guarida podía tener dos reacciones: si veía su sombra, en un día soleado, se asustaba y volvía a su hibernación por seis semanas más, indicando que continuaba el invierno; pero si al salir no veía su sombra, por no haber sol, pensando que llegaba la primavera, salía confiado.

Como muchas tradiciones, ésta no tiene nada de real ni científico, y de hecho según la revista National Geographic, la marmota sólo ha pronosticado el final del invierno correctamente el 28% de las veces en 60 años.

Desde luego, no es una costumbre muy conocida en España, pero la razón incluirlo en este blog es el cariño que le tengo una preciosa comedia romantica llamada: "Atrapado en el Tiempo"





En 1993, Harold Ramis y su amigo Bill Murray crearon una de las comedias americanas más aclamadas de los años 90. Por algún motivo el autor del guión original, concibió esta pintoresca parafernalia folklorica como eje de la tortura de crimen y castigo con la que iba a atrapar en el tiempo a su sufrido protagonista. Casualmente, este se llamaba Phil, condición que le convertía en tocayo de la mascota, y con otro evidente paralelismo, se ganaba la vida de igual forma como meteorólogo de éxito reconocido, viviendo el suplicio de cubrir muy a su pesar el evento pueblerino.

Sin explicación alguna sobre los motivos divinos de la pena impuesta, Bill Murray se despierta una y otra vez en el mismo día, sometido a una permanente reiteración enloquecedora en el sitiado pueblo por una nevada. Y queda encerrado en él de forma infranqueable, y aislado de una población de figurantes ajenos al bucle temporal en el que se encuentran, limitados a ser parte del decorado en el gélido Punxsutawney. La única cosa que le mantendrá con ilusión de luchar por algo, será por el amor de Andy McDowell.

Una gran película que no deja de ganar adeptos con el paso de los años. 

 

 

Grandes directores de hoy (III): Tim Burton

Puede que ahora esté muy de moda, y se le valore un poco menos, pero Timothy William Burton es uno de los autores más originales del Hollywood actual. Es creador de un universo propio marcado por la mitomanía, el reciclaje cultural y una imaginación desbordante de gran impronta visual. Con unos historias llenas de humor negro y significadas por el protagonismo de personajes inadaptados, antiheroes de fácil identificaión con el autor.

Burton es hijo de la comerciante Jean Burton y de Bill Burton, un ex jugador de fútbol y trabajador del parque de su ciudad natal, Burbank.

Desde niño, su mundo se nutría de comics y antiguas películas de terror y fantasía, sobre todo las protagonizadas por su gran ídolo, Vincent Price, en las adaptaciones que Roger Corman hizo de Edgar Allan Poe. Coomenzó a dibujar desde muy temprana edad. Estudió animación en el Instituto de las Artes de California y con poco más de 20 años le contrató la compañía Disney. Sus primeros cortos de realización propia para la productora fueron, "Vincent" (1982) y "Frankenweenie" (1984). Aunque no son aprobados por la conservadora compañía, sirven para que Pee-Wee Herman le contrate para dirigir "La Gran Aventura de Pee-Wee" (1985), en el que ya se detecta su peculiar estilo visual. Su próximo trabajo fue "Beetlejuice" (1988), una disparatada comedia de fantasmas en la que ya consolida su universo. Esta cinta le lanzó a la fama, y le contrataron para llevar al cine a Batman.

"Batman" (1989),protagonizada por Michael Keaton, como el hombre murcielago, y un histriónico Jack Nicholson como El Joker, se convirtió en su título más taquillero. La cinta desplegó parte de la particularidad de su autor en el trato de personajes y especialmente en la creación estética y atmosférica, con una sombría apariencia gótica. Sin embargo es en su secuela, "Batman vuelve" (1992), donde consigue plasmar magistralmente la complejidad del personaje principal. Además contó otra vez con dos villanos de lujo: Danny deVito y Michelle Pfeiffer.

Pero antes de la secuela de batman, Burton dirigió la que fue su primera obra maestra: "Eduardo Manostijeras" (1990). Un trabajo muy personal. Un cuento de amor fantástico dotado de una gran belleza y sensibilidad. Protagonizada por Johnny Depp, que se convertiría en el actor fetiche del director. Después volvieron a repetir en la que puede que sea su mejor obra, un atípico biopic sobre el peor director de todos los tiempos: "Ed Wood" (1994). Lo que en manos de otro director se hubiese convertido en un insulso recorrido de la vida de Wood, Burton lo convierte en un canto al amor del cine, a la amistad y a los sueños que queremos alcanzar. Se llevo un Oscar Martin Landau por su inolvidable interpretación de Bela Lugosi.

En 1996 rodó "Mars Attack" una alocada comedia de ciencia ficción proyectada como un tributo a las películas de serie B de los años 50. Fue un pequeño fracaso, puede que mal entendida, pero sus marcianos han pasado a ser otro de sus iconos.Pero antes de esta cinta produjo dos títulos de animación dirigidos por Henry Selick: "Pesadilla antes de Navidad" (1993) y "James y el melocotón gigante" (1996). La primera con unos peronajes creados bajo el sello de Burton, tan personales que casi todo el mundo piensa que esta película fue dirigida por él.

Tres años despues reaparece con "Sleepy Hollow" (1999), una adaptación de una historia creada por Washington Irving sobre un fantasmal jinete sin cabeza. Un homenaje a las películas de la Hammer, con Christopher Lee incluido, que además volvió a protagonizar Depp. Y una vez más logra a intusiasmar a público y crítica. Todo lo contrario que su siguiente trabajo "El planeta de los simios" (2001). Decepcionante a todos los niveles, carece de la originalidad e inventiva visual de la original, algo impensable en director como él.

Con sus dos siguientes proyectos "Big Fish" (2003) y "Charlie y la fábrica de chocolate" (2005) prosiguió su senda de adaptaciones y logró volverse a ganar el respeto perdido. La primera es una de sus películas menos oscuras, pero igualmente magnífica, con un final muy emotivo, muy acorde de como ve la realidad Burton. La segunda una adaptación de un cuento de Roald Dahl (el mismo que "James y el melocotón gigante", muy), muy espectacular pero falta de esa genialidad de otras obras.

Su último trabajo ha sido "La novia cadaver", rodada con la misma técnica que "Pesadilla antes de navidad". Acogida con entusiasmo por todo el mundo, le ha vuelto a situar como uno de los directores más respetados de Hollywood. Actualmente se encuentra produciendo la adaptación del musical "Sweeny y Todd", y posteriormente preparará "Grim Fandango"

Las mejores películas del 2006

Ya ha acabado el 2006, es el momento de hacer balance de ver que nos has dejado este año. No quiero hacer una lista de importancia, los títulos están ordenados alfabéticamente, ya que todo lo incluido tiene una alta calidad, y la opinión de una persona no haría justicia. Además, por desgracia, no he visto todas las películas deseadas.

 

 

 

"Brockeback Mountain" de Ang Lee. El taiwanes vueve a demostrar su versatilidad en esta intensa historia de amor. Por fin una una película de homosexuales lejos de estereotipos, rodada con una belleza y delicadeza lejos de muchos directores.

 

 

"Borat" de Sara Sacha Cohen. El segundo reportero más famoso de Kazajistan se fue a Estados Unidos y puso aún en mayor evidencia los defectos de los americanos. La cinta más políticamente incorrecta que ha pasado por nuestras pantallas que se ríe de judíos, cristianos, mujeres y de todo lo que se lo ponga por delante. Más que nada, una película necesaria hoy en dia.

 

 

"Buenas noches, y buena suerte" de George Clooney. Después de su esplendido debut, "Confesiones de una mente peligrosa", Clooney vuelve a sorprender con un título que relata la lucha de Edward R.Murrow contra la censura y Nixon. Un recuerdo de lo que fue , y ha dejado de ser, el periodismo como instrumento contra el poder.

 

 

"Cache. Escondido" de Michael Haneke. Inquietante thriller psicológico que deja en evidencia las fisuras de nuestras relaciones personales.

 

 

"Grizzly Man" de Werner Herzog. Auténtico documental que parece un falso documental. El alemán utiliza el material rodado por Timothy Treadwell, un ecologista que vivió entre osos y que fue devorado él y su novia por uno de ellos. Lo que podía haber sido un bello y aterrador documetal, el alemán lo convierte en un complejo tratado de la locura, los sueños y la ambición humana.

 

 

"Infiltrados" de Martin Scorsese. El genio de Nueva York vuelve a su terreno favorito: Los Gangsters y los mafiosos. Y vuelve a regalarnos otra obra maestra, perfectamente respaldado por el siempre eficiente Jack Nicholson y por un tremendo Leonardo DiCaprio,

 

 

"El laberinto del fauno" de Guillermo del Toro. Ambicioso título que auna fantasía y realidad. Una historia enmarcada en la guerra civil española vista por los ojos de una niña. El Mexicano por fin consigue la obra perfecta que estaba buscando.

 

 

"Manderlay" de Lars Von Trier. Por fin la continuación de la aclamada "Dogville". Tal vez no sorprende tanto, pero vuelve a ser una crítica y demoledora metáfora sobre el imperialismo americano. ¿Realmente funciona la democracia?

 

 

"Munich" de Steven Spielberg. Todos son victimas y verdugos entre israelitas y palestinos, y lo dice el judío con más poder en Hollywood. Spielberg se ha ganado muchas enemistades en esta dura película que describe la cruel venganza de los judíos ante la matanza de israelitas en los juegos olímpicos de Munich perpetrada por Palestina.

 

 

"Volver" de Pedro Almodovar. El manchego regresa a su peculiar universo femenino, respaldado por impresionante elenco de actrices encabezadas por una inédita Penélope Cruz. Y consigue otra cinta a la altura de sus mejores obras, y van...

Grandes directores de hoy (II): Los Hermanos Coen

Ethan Coen nació el 21 de septiembre de 1957 en Minneapolis, Minnesota (Estados Unidos). Joel Coen nació el 29 de noviembre en 1954 en Minneapolis, Minnesota (Estados Unidos).

Son hijos de Edward Coen, profesor de económicas en la Universidad de Minnesota y de Rena Coen, historiadora de arte.

Joel estudió cinematografía en el Instituto de Cine y Televisión de Nueva York y Ethan Filosofía en la Universidad de Princeton.

Los dos juntos han revolucionado el cine clásico estadounidense de los 90, con títulos muy variados, que van desde la comedia más absurda al cine negro.

Su primera película fue “Sangre fácil” (1984), con guión escrito entre los 2, pero dirigido por Joel y producido Ethan (repartición que se repetirá a lo largo de toda su filmografía). En este film rinden tributo al cine negro americano pero ya se deja notar su magnífico ritmo narrativo y peculiar sentido del humor.

En 1985 escribirían, junto su amigo Sam Raimi, “Ola de crímenes, ola de risas” comedia disparatada que no tuvo muy buena acogida. Pero en 1987, con “Arizona Baby”, vuelven a ese tipo de comedia de deudora del cartón, con Nicolas Cage y uno de sus actores fetiche, John Goodman.

Después de esta esta primera etapa, los Coen encadenaron las que pueden ser sus mejores obras:“Muerte entre las flores” (1990) un excelente thriller de gangters protagonizado por Gabriel Byrne y su otro actor fetiche, John Turturro; “Barton Fink” (1991), con sus dos actores predilectos. Fue galardonada con la palma de oro en Cannes como mejor película, dirección y otro para Turturro; “El gran salto” (1994), otro tributo pero esta vez a las comedias clásicas, pero con mas mala leche. Con Tim Robbins y Paul Newman como protagonistas; “Fargo” (1996) original thiller con tintes de humor, que retrataba de forma poco amable a la sociedad americana. Dos Oscars se llevo para su guión y la actriz, Frances Mc Dormand (mujer de Joel) y también se llevó premio en Cannes; y “El gran Lebowski” (1998), genial comedia con toques surrealistas, protagonizada por un magnífico Jeff Bridges. Aunque quedará para el recuerdo la presentación del personaje de John Turturro.

Una vez reconocido su gran valía por el gran público, los Coen han seguido realizando muy buenos films, aunque es verdad que han perdido ya gran parte del factor sorpresa, como son “Oh, brother” (2000), “El hombre que nunca estuvo allí”(2001) y “Crueldad intolerable” (2003).

El único título que ensucia su filmografía es “Ladykillers” un innecesario remake del “Quinteto de la muerte”, que no aporta nada nuevo y hay que aguantar a un insufrible Tom Hanks.

Actualmente estan preparando “No country for old men” con Javier Bardem, Tommy Lee Jones y Woody Harrelson.

Grandes directores de hoy: Sam Raimi

 

 

Nació el 23 de octubre de 1959 en Franklin, Michigan (Estados Unidos)

Biografía

Director, productor, guionista y actor norteamericano. Uno de los nombres del cine reciente más rompedores, radicales, y a la vez influyentes de nuestro tiempo. Samuel M. Raimi es hijo de Leonard Raimi, propietario de una tienda de muebles, y de Celia Raimi, una empresaria de lencería. Desde su temprana juventud y con una cámara de 8 mm Raimi realizó sus primeros pinitos como narrador de historias, preferentemente de tipo fantástico y humor, remedando los gags de los Three Stooges.
Tras concluir el instituto acudió a la Universidad de Michigan State, en donde conoció a Robert Taper y a quien se convertiría en su actor fetiche, Bruce Campbell. Con ambos creó la productora Reinassance Pictures. Previamente con su hermano Ivan, Society of Creative Filmmaking.



A finales de los años 70 realizó sus primeros cortos, como “It’s murder!” (1977), “Within the woods” (1978) y “Clockwork” (1978), cintas de terror con retazos de comedia que exhibían su destreza en el trabajo visual con un vigoroso empleo del movimiento de cámara.

A comienzos de los años 80 realizó su primer largometraje, “Posesión infernal” (1983), una película de terror gore que le valió el aplauso en el Festival de Cannes.
Posteriormente apareció como actor en “Espías como nosotros” (1985), una comedia dirigida por su buen amigo John Landis. El mismo año dirigió “Ola de crímenes, ola de risas” (1985), comedia criminal llena de slapstick co-escrita por los hermanos Ethan y Joel Coen.
“Terroríficamente muertos” (1987), secuela de “Posesión infernal”, devolvió el éxito a Raimi tras el fiasco comercial de su previo trabajo, gracias al tono paródico, al sentido cartoon otorgado al relato y al estilizado proceso narrativo.
A finales de los 80 produjo títulos de terror como “Mondo Zombie” (1989) de J. R. Bookwalter o “Easy wheels” (1989), film de culto que también escribió (con el seudónimo de Celia Abrams) junto a su hermano Ivan y el director David O’Malley.
“Darkman” (1990), título de ciencia-ficción protagonizado por Liam Neeson consiguió su salto al mainstream cinematográfico.

Posteriormente rodaría la comedia de terror y aventura “El ejército de las tinieblas” (1993), tercer título de la serie iniciada con “Posesión infernal” con Campbell repitiendo el papel de Ash J. Williams.
El mismo año del estreno de “El ejército de las tinieblas” Sam se casó con Gillian Greene, hija del actor Lorne Green, conocido por su protagonismo en la serie “Bonanza”.
La década terminaría para Raimi con el western “Rápida y mortal” (1995), “Un plan sencillo” (1998), que es su obra mas madura y perfecta, y “Entre el amor y el juego” (1999), título romántico ambientado en el ambiente del béisbol, protagonizado por Kevin Costner. Sin duda su peor película, una elección que nadie ha llegado a entender.

 

En este período también colaboró con los hermanos Coen escribiendo el guión de “El gran salto” (1994).
Tras “Premonición” (2000), un thriller escrito por Billy Bob Thornton, Sam Raimi rodó su película más taquillera con la adaptación del cómic de la Marvel “Spider-Man” (2002), un título que contaba con el protagonismo principal de Tobey Maguire. Posteriormente aparecería su secuela, “Spider-Man 2” (2004). Dos magníficas cintas de acción, con el encanto del cine de serie B y el presupuesto de una gran producción de Hollywood.

FILMOGRAFIA (como director)

POSESION INFERNAL (1981) con Bruce Campbell, Ellen Sandweiss, Betsy Baker.
OLA DE CRIMENES, OLA DE RISAS (1985) con Brion James, Louise Lasser, Paul L. Smith.
TERRORIFICAMENTE MUERTOS (1987) con Bruce Campbell, Sarah Berry, Dan Hicks.
DARKMAN (1990) con Liam Neeson, Frances McDormand, Colin Friels.
EL EJÉRCITO DE LAS TINIEBLAS (1993) con Bruce Campbell, Embeth Davidtz, Marcus Gilbert.
RÁPIDA Y MORTAL (1995) con Sharon Stone, Gene Hackman, Russell Crowe.
UN PLAN SENCILLO (1998) con Bill Paxton, Bridget Fonda, Billy Bob Thornton.
ENTRE EL AMOR Y EL JUEGO (1999) con Kevin Costner, Kelly Preston, John C. Reilly.
PREMONICIÓN (2000) con Cate Blanchett, Giovanni Ribisi, Keanu Reeves.
SPIDER-MAN (2002) con Tobey Maguire, Kirsten Dunst, Willem Dafoe.
SPIDER-MAN 2 (2004) con Tobey Maguire, Kirsten Dunst, Alfred Molina.

En vísperas de estreno o en fase de producción

SPIDER-MAN 3 (2007) con Tobey Maguire, Kirsten Dunst.

 

Crítica: Borat

 

 

¡VIVA LO POLITICAMENTE INCORRECTO!

Critica: El Laberinto del Fauno

Critica: El Laberinto del Fauno

UN CUENTO CON POCAS HADAS

 

El mexicano Guillermo del Toro, después de sus últimos éxitos comerciales de Hollywood, intercalados con obras mucho más pequeñas y personales (Cronos 1993), por fin se ha atrevido a seguir con su anunciada trilogía sobre la Guerra Civil Española. Proyecto iniciado con la fallida y ambiciosa El espinazo del diablo (2001), que pretendía aunar la realidad con la fantasía, pero que no consiguió resolver de una manera acertada.

En El laberinto del Fauno una niña, horrorizada por el mundo en guerra que le rodea, se refugia en sus cuentos de fantasía (o no), como la única manera de huir de todo ello. El director, poseedor de una imaginación visual como pocos autores actuales, nos sumerge en un hermoso universo de ficción lleno de faunos, hadas, y princesas, pero según avanza la historia, ese mundo maravilloso se confunde con el mundo real. Mención especial merece el espeluznante Hombre Pálido, todo un prodigio de invención visual, que se ha convertido casi en el icono de esta película.

El fascismo como el terror absoluto, y la inocencia como la pureza. Esa parece la idea principal del director de Hellboy. El monstruo sería el sádico General fascista, interpretado por el estupendo Sergi López; Maribel Verdú, el hada madrina y la encantadora Ivana Baquero, la princesa. Personajes que pueden parecer simples, pero que necesariamente son así para resaltar más ese paralelismo realidad-cuento.

Con este duro alegato contra todo tipo de autoritarismo, el mexicano ha conseguido dar forma a su largometraje mas redondo. Una obra maestra -injustamente apartada del máximo galardón en el festival de Sitges- que consigue conmovernos, sorprendernos y recordarnos unos de los mas tristes episodios de nuestra historia.

En unos tiempos en que desmitificar los cuentos está de moda en el cine de Hollywood -como en Shrek (2001), Guillermo del Toro les ha querido devolver el valor que siempre tuvieron: una visión de la realidad, de apariencia amable, pero en el fondo tan horribles como la cruel realidad.