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Música Con Criterio

De mudanza

Después de varios años, abandono esta dirección. Para seguir leyendo cosas con cierto criterio podéis visitar mi blog alojado en la página web de Aragón Musical. Un placer!

Pirineos Sur: Tiempo de reflexión

Después de casi un mes lleno de conciertos y todo tipo de actividades paralelas, el Festival Pirineos Sur finalizó el pasado sábado y es obvio que ha sido una de las ediciones más flojas. Según datos facilitados por la organización, el público que se ha acercado al escenario flotante de Lanuza ha caído un 14% respecto al año pasado. Las cifras totales se acercan a unas 50.000 personas,  contando los conciertos gratuitos de Sallent de Gállego. Sin embargo, en el anfiteatro la afluencia máxima fue de 2.500 personas (un sábado), un número muy por debajo al registrado en ediciones anteriores cuando se rozaba el lleno absoluto, con 5.000 (los tiempos de Compay Segundo o Goran Bregovic ya quedan muy lejos).

Es una lástima que un cartel que incluye nombres tan interesantes como Howe Gelb, Raimundo Amador, Rachid Taha, La Mala Rodríguez, Sr Coconut o Toumani Dibate (independientemente de las actuaciones que a posteriori realizaron) haya pinchado de esta manera y que algunos de los días sólo se hallan llenado las primeras filas frente al escenario flotante. Quizás vaya siendo tiempo de replantarse ciertas cosas. Hay quién, como siempre, critica que los nombres no son lo suficientemente atractivos para el gran público. Un razonamiento que a mi entender está muy equivocado: si realmente este evento se ha mantenido durante tantos años ha sido por su cuidada elección de artistas y saber ofrecer algo diferente y novedoso. Sin embargo, puede haber tres puntos en los que se pueda encontrar el motivo de este bache.

  1. La saturación de festivales. Hasta Barbenuta del Cinca tiene ya un festival. El público que quiere asistir a estos eventos no ha hecho más que crecer en estos últimos años. Lo que antes era mirado como un algo de “gente rara y alternativa”, ahora se ha convertido en un fenómeno social en lo que prima es pasar un buen fin de semana de fiesta con los amigos, donde la música ha pasado a un segundo plano. Sólo en Aragón durante el mes de julio se han celebrado el festivales en Zaragoza (Expop o incluso una figura tan del perfil de Pirineos Sur como es Alpha Blondy), Lagatavajunto, Ainsa, SOS del Rey Católico, Monegros... Y si contamos los del resto de España la lista sería interminable. Pero el fenómeno está comenzando a dar síntomas de agotamiento ya que han sido muchos los festivales que no han cubierto las expectativas este año. Nos encontramos en una situación de exceso de oferta y sólo podrán sobrevivir los eventos que consigan un público fiel, algo que hasta ahora el longevo festival del Pirineo había conseguido y que debe recuperar.
  2. Estancamiento. En su primera edición, en el ya lejano 1992, Pirineos Sur fue un acontecimiento inédito en nuestro país, pero veinte años después la formula ya no es tan novedosa. Aunque el festival ha ido mejorando en todo durante este tiempo (infraestructuras, actividades paralelas, artistas), es inevitable pensar que los cabezas de cartel se repiten cada cierto tiempo y el factor sorpresa es muy escaso. Carlinhos Brown, Rachid Taha, Khaled, Willi Jimenez & Chanela, Manu Dibango, Khaled, Positive Black Soul, Ojos de Brujo… todos ellos, entre otros, ya han actuado en más de dos ocasiones. Al puro estilo Viñarock, donde año tras año parecen acudir los mismos músicos. Quizás una opción sería intentar atraer a un nuevo público juvenil. La coyuntura está de su parte, ahora que las nuevas hornadas pop se están abriendo a las músicas del mundo, y en concreto al viejo continente africano. Así pues no sería arriesgado programar alguna noche a grupos como Vampire Weekend, Yeasayer o Animal Collective, ya se llevó el año pasado a The Rumble Stripes. ¿Y para cuándo un mayor apoyo a los grupos aragoneses?
  3. La crisis. Si, la dichosa crisis. Está claro que mucha gente ha optado por un verano sin grandes alardes y se han quedado en su casa; es un hecho. No hay más que preguntar a los hosteleros de la zona para darse cuenta que este año ha subido menos turista y los que lo han hecho no se han gastado los euros con tanta alegría.

Ahora a los organizadores les toca pensar, replantearse las cosas e intentar devolver el esplendor de este festival que tantas alegrías nos ha dado musicalmente y que nos ha hecho pasar grandes momentos festivos.

Pirineos Sur. 16 y 17 de julio de 2010

Ya son casi 20 las ediciones del Festival Pirineos Sur, un evento que ha sabido consolidarse en el panorama estatal gracias a una atrevida programación caracterizada por su coherencia y el equilibrio entre estrellas consagradas y nuevas promesas de las músicas más exóticas del mundo. La edición de este año ha querido hacer especial hincapié en los sonidos latinoamericanos, como homenaje al Bicentenario de la Independencia latinoamericana.

Sin embargo, para el segundo fin de semana (16 y 17 de julio) la organización se alejó de esas latitudes y reservó para estas fechas dos de los conciertos, a priori, más interesantes del festival: Howe Gelb & A Band of Gypsies (con Raimundo Amador al frente) y Rachid Taha. A pesar del interesante cartel, la crisis y la fuerte competencia en el ámbito de los festivales (en estas mismas fechas también se celebró, entre otros, el Monegros Desert Festival) el público que se acercó al escenario flotante de Lanuza fue más escaso que en otras ediciones.

El viernes, los primeros en subirse al escenario fueron los mexicanos La Mojarra Eléctrica. La banda, formada Bogotá, desplegó en el escenario una mezcla de funk, música cubana, salsa y reggae, que si bien consiguió animar a los espectadores de las primeras filas, no pudo evitar que su propuesta no se diferenciase mucho de otras ya escuchadas en numerosas ocasiones en este mismo festival.

Todo lo contrario a lo que hicieron el inquieto Howe Gelb y Raimundo Amador. Los sonidos de la frontera americana con México y el flamenco se dieron la mano de una manera inédita, fluida y muy original en un concierto capitaneado por el americano. Después de aparcar su grupo Giant Sand, sacar un disco con un coro de gospel y de versionar en directo a Johnny Cash, Howe Gelb se ha atrevido con el flamenco, una idea que ya le rendaba por la cabeza desde hace varios años. El resultado ha quedado plasmado en Alegrías, un excelente disco que fue trasladado fielmente al directo. Sin embargo, la mezcla no resultó completa ya que cuando uno de los líderes del proyecto tomaba las riendas, el otro se limitaba a seguirle, sin grandes intromisiones. El concierto se cerró con Helb y Amador mano a mano, los auténticos protagonistas de la noche, a pesar de la gran aportación del resto de músicos.

La jornada del sábado, con más público que el día anterior, inició con la actuación de la marroquí Oum, que entusiasmó con su hermosa voz con la que acompañó a los ritmos soul, funk, jazz o reggae que inundan su primer disco, Lik’Oum.

Una de las asignaturas pendientes del festival siempre ha sido dar relevancia a los nuevos sonidos que han surgido de las tierras aragonesas, pero este año se ha hecho un considerable esfuerzo y se dio la oportunidad a Alejandro Montserrat. Para la ocasión, se presentó un nuevo espectáculo en el que el zaragozano acompañado de un nuevo grupo llamado Al Baida (integrado por músicos españoles y marroquíes), ha fusionado el flamenco con los sonidos árabes. Lejos de caer en los tópicos de estos proyectos (ya se sabe, el buen rollismo), el concierto fue una muestra de la proximidad de estas músicas, de una manera natural y sin artificios: los dos cantantes del grupo se solapaban con tal facilidad que a veces se confundían las melodías. Montserrat a la guitarra flamenca, en medio del escenario y secundado por su fiel guitarrista Nacho Estevez “El Niño”, controló cada movimiento de los músicos y mostró su alegría de poder tocar por primera vez en ese escenario Un concierto para recordar.

Rachid Taha, una de las figuras clave de la música árabe de los últimos años venía a Lanuza para presentar su último disco, Bonjour, que sirvió como excusa para hacer un repaso de su ya extensa y exitosa carrera. El argelino mostró tanto su faceta costumbrista (como gran defensor del raï) como transgresora (por medio del rock). Una mezcla que le sigue funcionando a las mil maravillas. Comenzó con algunos de sus nuevos temas pero con los que consiguió levantar a la ya multitudinaria audiencia fueron sus clásicos en la recta final del concierto: Ya Rayah, Barra, barra (que sonó mucho mas rockera que la original) y con esa grandiosa versión de The Clash de Rock el Kasbah. Su trono sigue a salvo.

Más información en aragonmusical.com

Concierto de Faith No More. Madrid 9/7/2010

 

Corría 1997 cuando me grabé mi primer disco (en cinta) de Faith No More, era su último trabajo de entonces, Album of the year. Tras él, me grabe todos los de la etapa de Mike Patton. Su fuerza, descaro, ironía, versatilidad y la impresionante voz de Patton me atraparon como pocos grupos. Un año más tarde, mi ilusión por verles en directo se desvaneció. La banda se separó. Desde entonces, la importancia e influencia del grupo de California no ha hecho más crecer y cada vez era mayor el número de voces que pedían una reunificación. Por fin el año pasado las plegarias fueron escuchadas y volvieron a juntarse los mismos miembros de la última época: Billy Gould (bajo), Mike Bordin (batería), Roddy Bottum (teclados), Mike Patton (voz) y Jon Hudson (guitarra).

Por desgracia, su extensa gira por festivales europeos no recaló en España. No es un grupo fácil de programar: demasiado blandos para los jevis, muy duros para los poperos y poco modernos (de momento) para los cazadores de tendencias. Pero este año sí, y la cita fue doble: en el Sonisphere y en el BBK Live.  El Sonisphere se celebró en Madrid y el cartel lo compartían con bandas tan poco afines como WASP, Sober, Saxon o Rammstein.

Tras una brutal actuación de Slayer (es obligatorio verlos aunque sea un rato; no hay nada parecido) unas cortinas rojas en el escenario avisaban del inminente comienzo de Faith No More. Una versión de la famosa Reunited de Peaches & Herb fue la canción elegida para abrir el concierto. Todos los miembros del grupo salieron uniformados con elegantes trajes (incluso con clavel en la solapa) y Patton apoyado en un bastón mientras cojeaba. Falsa alarma. El frontman estaba en plena forma (¿un recadito a todas las bandas que se reúnen al cabo de los años en una forma más que cuestionable?).

Metal, rock, pop, experimentos electrónicos, funky… La mezcla perfecta que les hizo famosos en la década de los noventa sigue funcionando, y de qué manera, hoy en día. No faltaron sus canciones más duras (Caffeine, Cuckoo for caca o The gentle art of making enemies), los elegantes medios tiempos (Evidence, Easy, Just a man), ni sus clásicos más coreables (Epic, Ashes to ashes o From out of nowhere). El grueso del concierto le formaron los temas pertenecientes a, posiblemente, sus dos mejores discos, Angel dust y King for a day (hay que ver lo bien que ha envejecido).

El grupo, en forma, pero si algo destacó por encima de todo fue el poderío vocal (del alarido más salvaje al susurro más suave) de Patton y su gran facilidad para ganarse al público y hacerse dueño del escenario. No dudó ni en tirarse encima de los espectadores para que lo llevaron en volandas y se mostró plenamente comunicativo con un fluido castellano. Incluso se atrevió a nombrar como próximo rey de España a Carles Puyol.

Una hora y media de puro rock, de un grupo que nunca tuvo, ni tiene, miedo a fusionar cualquier estilo que les guste. Demostraron que siguen plenamente vigentes y que superan a toda esa generación de bandas que surgieron a rebufo suyo a comienzos de 2000 (¿alguien se acuerda de esa cosa llamada Nu-metal?). Veo difícil que se vuelvan a juntar para grabar un disco, teniendo en cuenta sobre todo la exitosa carrera en solitario de su cantante (Fantomas, Tomahawk, Pepping Tom… o sus colaboraciones con Massive Attack o Bjork), pero mientras ofrezcan espectáculos como el mostrado en el Sonisphere no lo necesitan.

Festival Expop. Anfiteatro de Ranillas 10/7/2010

 

En plena saturación de festivales y de propuestas musicales veraniegas, surge un nuevo evento a orillas del Ebro, el Expop, y tiene intenciones de quedarse. Para su primera edición los programadores han apostado por un fuerte cabeza de cartel, como son Los Planetas, junto a tres nuevas bandas que están surgiendo: Mister Hyde, Limnopolar y Napoleón Solo. El problema es que con tal descompensación de nombres da la sensación de que se trataba más bien de un concierto de los granadinos acompañados de tres teloneros. Por lo menos dos de los grupos estuvieron a la altura de las circunstancias.

 

 

Los primeros en subirse al Anfiteatro de la Expo fueron los granadinos Napoleón Solo, que venían acompañados de buenas críticas y cierta expectación. Nada más lejos de la realidad. El concierto resultó soso, plano y, sobre todo, falto de canciones. Su sonido no pasa de un rock convencional que no funciona ni como grupo mainstream; como unos Pereza  pero descafeinados. También hay que reconocer que levantaron levemente el vuelo al final de la actuación.

 

 

Mucho mejor estuvieron Limnopolar. Los últimos ganadores del Muévete desplegaron un directo compacto con elaboradas capas de ruido. Ya avisaron en la rueda de prensa del festival de que iban a sacar su faceta más shoegazing. Los cinco componentes de la banda demostraron su pericia instrumental,  y más teniendo en cuenta el poco tiempo que llevan tocando en vivo, y confirmaron su potencial. Quizás les falte algo más de concreción en sus canciones, cuando se pierden en complejos tramos instrumentales, pero es una de las bandas a tener en cuenta de Zaragoza. Es incomprensible que cierto sector del público protestase porque Napoleón Solo actuasen antes que Limnopolar. Todavía se nos cae la baba con todo lo que nos venden de fuera (y más con cierto aroma indie) y no sabemos apreciar lo que tenemos en casa.

 

 

Con la actuación de Mister Hyde, las primeras filas del tremendo anfiteatro comenzaron a llenarse. Se nota que los zaragozanos comienzan a tener sus propios fans (a la par que sus grandes detractores; un precio que hay que pagar)  que ya se conocen sus canciones y las corean. Arrancaron con una pequeña intro instrumental con teclados, como declaración de amor del sonido de los años 80, e hicieron un recorrido de sus temas más conocidos e infalibles: El silencio entre nosotros, Romper a bailar, He cometido un error, Laberintos en la tierra… Para la ocasión desplegaron un sonido más propio de rock de estadios, conscientes de las grandes dimensiones del recinto. Si siguen haciendo conciertos tan certeros como los del sábado, tendrán que acostumbrarse a los grandes espacios.

 

 

La sensación al finalizar el concierto de Los Planetas es contradictoria. Por un lado, los granadinos ofrecieron uno de los mejores conciertos que les he visto pero, por otra parte, J volvió a dar muestras de sus caprichos cuando a mitad del concierto abandonó al escenario por “problemas de voz”. Volvieron a subirse pasados 15 minutos, pero es inevitable pensar que se cargaron un concierto que se antojaba excelente, a pesar de algún fallo de sonido.

La primera en sonar fue la misma que abre su nuevo disco, la instrumental La llave de oro. Un  comienzo brillante, pero que no tuvo continuidad con los dos temas siguientes. Sin embargo, llegó una versión espectacular de El Romance de Juan de Osuna, con una larga introducción digna del mejor krautrock. A partir de entonces, el concierto fue hacia arriba con clásicos instantáneos como Ya no me subo a la reja, Si estaba loco por ti o Segundo premio. La Velvet Underground, Spacemen 3, Morente, Jesus & Mary Chain: Los Planetas han recogido lo mejor de sus influencias más notables, le han insuflado aire nuevo y lo han convertido algo diferente y excitante. Para disgusto de sus fans más pop, los creadores de Super 8 cada vez se alejan más de los himnos inmediatos para centrarse en su faceta más compleja, espacial y psicodélica.

Pero tras Reunión en la cumbre, J abandonó el concierto. Un coitus interruptus que echó por tierra todo lo logrado. Por suerte volvieron a subir. Para compensar, en la recta final regalaron Pesadilla en el parque de atracciones, Un buen día y Alegrías de un incendio, que sonaron igual de bien que el resto del repertorio. No sé si serviría para reconciliarse con sus fieles, pero por lo menos mejoraron la mala imagen que dejaron en su última visita a la capital aragonesa, en las pasadas fiestas del Pilar.

 

Concierto de Pecker. Fnac de Zaragoza 8/7/10

Que la suerte es un factor decisivo para triunfar en el actual complicado mundo musical es obvio. Sin embargo, hay quienes apuestan por una carrera trabajada y a largo plazo y cuando se les presenta la ocasión de llegar a un público más amplio no dejan pasar esa oportunidad. Pecker lleva casi una década publicando discos de pop envueltos en los más diversos estilos, y siempre fiel a sus principios. Ahora, con la publicación de su primer grandes éxitos, Memorias de un hombre invisible, aprovecha cualquier ocasión para actuar en directo, ya sea en Radio 3, colaborando con otros grupos, e incluso apareciendo en programas de Aragón Televisión como invitado (además de su intensa presencia en la red). Este jueves tuvimos la oportunidad de ver  una faceta suya difícil de disfrutar: en acústico.

La Fnac de Zaragoza se llenó de curiosos transeúntes y fans confesos para ver la actuación del oscense acompañado tan sólo de su guitarra. Varias cosas saqué en claro del concierto: las canciones se defienden igual de bien al desnudo, Raúl Usieto tiene mejor voz de la que aparenta y se confirma que se trata de un artista con recursos que sabe cómo ganarse a la audiencia.

Comenzó la corta actuación con la presentación de alguno de sus temas nuevos que incluye en el recopilatorio (París, Tokyo, New York) agarrado a la acústica. Sin embargo, en la tercera canción ya recurrió a una caja de ritmos para adornar alguna de sus canciones más animadas (Me quemas bastante, Supernova). Y lo dicho antes, a pesar de despojar a sus composiciones de sus sutiles arreglos electrónicos, son igual de disfrutables.

En la recta final sacó su ya famoso y querido ukelele. Primero ofreció una nueva canción que ha realizado vía internet con un brasileño, escrita en portugués y que cantó a medias con el público gracias a unos pequeños carteles que colgó con la letra original. Y para acabar, su genial versión de I wanna be your boyfriend de The Ramones acompañada, cómo no podía ser de otra manera, de un baile con el hula hop.

Concierto de Ticket. La pequeña Bety de Madrid, 24/06/2010

 

No es ningún secreto que Ticket es una de las bandas que más proyección puede tener dentro del pop-rock de corte más comercial (en el buen sentido de la palabra) de Zaragoza. Su propuesta se encuentra muy cercana al sonido de grupos como Snow Patrol, Coldplay e, incluso, U2. Es decir, guitarras cristalinas con su punto de distorsión, buenas melodías con tendencia  a la épica y una importante presencia de los teclados. La coyuntura está de su parte. Sin embargo, los cuatro miembros del grupo son conscientes de que el mercado está repleto de eternas promesas y han decidido expandir su radio de acción, después de haberse recorrido las (escasas) salas de la capital aragonesa. Su última cita: La Pequeña Betty, en Madrid el pasado jueves 24 de junio.

Antes del comienzo del concierto (que fue a una hora tan poco apetecible como son las ocho de la tarde) se podía notar los nervios entre los  miembros de la banda. Era una ocasión muy importante para mostrar a la gente de la capital de lo que podían ser capaces. Al salir al escenario, ni rastro de presión. Conscientes de que sólo tenían tiempo para interpretar siete escasos temas de su repertorio (sólo disponían de poco más de media hora), se centraron en sus nuevos temas.

La evolución del grupo tanto a nivel compositivo como de directo ha sido significativa. Las nuevas canciones se alejan los complicados entramados guitarreros de sus comienzos y han optado por una simplificación de sus canciones. El resultado, lejos de restar calidad, se ha traducido en temas más cortos, inmediatos y, por qué no decirlo, coreables. En cuanto a su  traslado al directo, ahora suenan mucho más compactos (a pesar de que con su nuevo guitarrista tan sólo ha dado dos conciertos), contundentes y ambiciosos. Tan seguro están del potencial de su nuevo material (Nadie más, Me ignoras, Ego…) que incluso se tomaron el lujo de dejar algunos de sus temas con mayor pegada, como Quiero ser Peter Pan.

También hay que destacar que el sonido de la sala estuvo de su parte, con un volumen altísimo y de buena calidad durante toda la actuación, que ayudó a redondear la jornada. La única pega pudo ser que en las canciones en las que el cantante abandonaba los teclados y se colgaba la guitarra su buena voz quedaba en un segundo plano. De todas maneras, Ticket cumplieron. Ahora, que den el salto a una liga superior está en manos de otros.

Foto: Beatriz Pitarch.

Hasta los huevos de la Movida

 

Antena 3, al igual que el resto de medios de comunicación generalistas, sigue ofreciendo interesantísimas noticas relacionadas con la cultura, y con la música en concreto. Este fin de semana, sin ir más lejos, anunció en sus informativos a bombo y platillo el “sorprendente” nuevo trabajo de Melocos: versiones de los grupos de la Movida. El summúm de la originalidad, vamos. Un derroche de ingenio digno del ejecutivo discográfico más oportunista. Y la verdad, no sé qué me indigna más de esta noticia, si su nulo interés informativo o soportar escuchar por enésima vez las alabanzas por esa supuesta época irrepetible de nuestra música.

Que la Movida de los 80 fue un fenómeno muy destacable e importante es innegable, pero el problema es que nos llevan vendiendo la misma moto desde hace una década. Si mi memoria no me engaña (y no lo hace), Iguana Tango ya hizo algo parecido hace siete años (con temas de Los Ronaldos, Duncan Dhu, Mecano, Loquillo…). Pero esta música sigue vendiendo y las grandes discográficas, anquilosadas y anticuadas, no van a dejar escapar su filón. La técnica: apelar a la nostalgia de los que vivieron esa época y hacer creer a los jóvenes que esa época fue algo irrepetible y que ellos nunca podrán disfrutar.

El artefacto sonoro en sí (me niego a llamarlo disco) contiene, como no podía ser de otra manera, canciones de La Guardia, Modestia Aparte, Complices, La Unión, Hombres G, Los Secretos… Creo que no hace falta ni que ponga el título de las canciones. En el reportaje de Antena 3 salían algunos de los artistas versionados, encantadísimos de poder seguir viviendo del cuento, y alabando a un grupo tan fresco como son Melocos.

Lo curioso es que los grupos que aparecen en el CD (o en el formato que vayan a sacarlo) no son precisamente unos abanderados de la transgresión de la que hablan orgullosos los abanderados de la Movida. Porque no es lo mismo Alaska (con todas sus formaciones), Radio Futura, Siniestro Total, Parálisis Permanente, Golpes Bajos o La Mode, que grupos como Los Secretos, La Unión, Tam Tam Go o Complices, que no destacaron precisamente por su originalidad ni por haber tenido una carrera posterior brillante.

Pero es que el engaño de los últimos años ha sido tan grande que movimientos musicales como la post movida o la explosión del indie a mediados de los 90 se han borrado de la memoria colectiva. Nunca han existido para una inmensa mayoría. Grupos tan imaginativos y rompedores (o más) como los de la movida sólo salen nombrados en medios especializados. Para el gran público nombres como Surfin’ Bichos, Los Enemigos, Cancer Moon, Mercromina, El Niño Gusano o Family, siguen sonando a chino. Y si los conocen, son grupos “raros”.

Y qué decir de la música de ahora. Si ha habido un momento en la música española de una increíble e intensa creatividad musical, es hoy en día. El Guincho, Nacho Vegas, La Bien Querida, Manos de Topo, Love Of Lesbian, Nudozurdo, Tachenko, Triángulo de Amor Bizarro… La lista es interminable y abarca todos los estilos.

Sólo una cosa más. Cuando murió el auténtico genio de la Movida, Carlos Berlanga, la noticia fue que murió el hijo del director Luis Berlanga. El olvido. Ese es el precio que pagó por ser único, irrepetible, ir contracorriente y no vivir de unas rentas pasadas. ¡Larga vida a la movida!

 

'Ficus', en Bobinas

Acabo de leer una noticia realmente buena. Mañana, sábado 8 de mayo, se podrá ver en el programa Bobinas, de Aragón Televisión, el cortometraje ’Ficus’. La cita será a las 4.30 de la madrugada (la cultura siempre tiene estas privilegiadas franjas horarias). Además, también se estrenará el próximo miércoles 12 en las jornadas de Cine Villa de La Almunia.

El corto ha sido dirigido por la zaragona Elena Cid y está protagonizado por Maite Navales y Raúl Sanz (a ambos se les pudo ver en la película de Miguel Ángel Lamata, ’Una de zombis’). El mismo programa, pero a las 9 de la mañana, ofrecerá un reportaje de la directora, con varios cortos ya a sus espaldas y actualmente coordinadora de Cuarto Milenio (Cuatro). Como curiosidad técnica, el filme fue rodado en Alta Definición con la cámara Red One, una de las más avanzadas del momento.

’Ficus’ es una sencilla historia de amor en clave de comedia. O mejor dicho, el final de la relación de una pareja y el nacimiento de otra. El chico es un buen tipo, pero que ya se ha dejado absorber por la monotonía. Ella, por su puesto, intentará cambiarlo y tomará decisiones drásticas. Sin embargo, quizás no sea tan fácil que él se de por aludido. La cosa se complicará más con la aparición de una curiosa vecina...

 

Hace más de un año, ya pude ver un adelanto del corto en La Lata de Bombillas. El resultado es una obra realmente simpática, rozando las situaciones absurdas, con un dinámico estilo narrativo. En poco más de 10 minutos resume la impotencia de una mujer ignorada, lo peligroso que es el acomodamiento para una pareja y el pasotismo de los hombres.

Ese montaje no era el definitivo. Habrá que ver como ha quedado con una nueva banda sonora y una post producción más elaborada tras varios retrasos en su estreno.

 

Concurso de Aragón Musical Radio

 

 

El colectivo Aragón Musical y Estudios Séptimo cielo convocaron recientemente el I Concurso de Canciones Aragón Musical Radio, una loable iniciativa con la que se pretende fomentar la música de la comunidad aragonesa. Los ganadores podrán grabar un EP, mediante el sello Virtualbum.es, realizarán un concierto de presentación y recibirán una amplia labor promocional.

El plazo para presentarse ya finalizó el pasado 18 de abril y en total hay inscritas 104 bandas (o solistas) de Huesca, Teruel y Zaragoza. La cifra alcanzada es más que satisfactoria ya que en toda la comunidad habrá unos 1.000 grupos. El ganador o ganadores se conocerán en pocos días.

Esta centena de propuestas nos puede servir como un reflejo de la música que se está haciendo en Aragón y de su estado de salud. Hay de todo, desde rock urbano, a hip hop, pasando por el indie, flamenco fusión, pop experimental o metal. A continuación, un pequeño resumen de los grupos ordenados por estilos.

Rock urbano. Sin duda, el estilo musical más presente en la convocatoria. Los tiempos cambian pero este rock tan español sigue imperecedero. Sólo hay que ver cómo Barricada, Rosendo o Marea siguen llenando recintos. Así, podemos encontrar a 20 de Kopas, Amianto, Doble Sentido, Fenómenos Paranormales, Inestables, Los Karnuzos, Pulmón del Barrio o a Skándalo Público (si un grupo lleva una ‘k’ en su nombre ya se intuye por dónde van los tiros).

Métal. También muy presente en los grupos presentados. A pesar de que este estilo aún no ha cuajado entre el gran público, tiene una cantera bastante importante dentro de Aragón. De todas maneras, las bandas presentadas se pueden dividir en dos tipos: las que cantan de manera melódica (generalmente con una dulce voz de mujer) como Angélida, Ariday, Antropi-k (con una melodías tirando a pop) o Sadai; y las que optan por una voz más gutural y peligrosa, como Amenazha, Anatomía, Darmage, o The Downspiral To Hell. Incluso aquí podríamos incluir a Jodío Loco Sucio, más influido por el trash americano.

Rock-pop. Hay quien sigue bebiendo de las fuentes de Héroes del Silencio (9 Lágrimas, Fernando Font, Zarapolis), otros apuestan por el legado de Bunbury, Calamaro o incluso Los Ronaldos (Almas para el Diablo, Delirium Tremens, Horas Perdidas) o siguen la estela de grupos de éxito como El Canto del Loco o Pereza (El Muro de Berlín, Bajo, la Escalera o Perdidos). Incluso algunos optan por sonidos menos típicos en nuestro país, como Miss Diciembre (fieles al glam-rock americano de los 80) o Crisálida (afiliados al rock sureño).

Pop. Aquí podemos encontrar de todo: las elaboradas canciones de Armando Lagozza, la melancolía de Chico Raro, las divertidas e imprevisibles canciones de Dadá, el indie de El Eterno Proyecto, La Huida de Bolonia o The Fractal Sound, la delicadeza de Mrz Crocodile, o las melodías anglosajonas de The Shimms.

Fusión. Un cajón de sastre en el que cabe de todo, pero en el que priman la rumba y el flamenco. A los ya consolidados China Chana, ahora hay que sumarles nuevas promesas como El Tumbao, Er Zulo, Artistas del Gremio, La Locura de Mabuse o Sargento Rossi. Con ellos el buen rollo está asegurado.

Hip Hop. A pesar de que en Aragón, y en concreto en Zaragoza, se encuentran algunas de las propuestas más interesantes de todo el país, en el concurso no han prodigado este tipo de propuestas, tan sólo 31Rapschool, CQN, Los Grantianos y SKL 69. Tal vez para la próxima.

Fuera de estas categorías podríamos reseñar el rock experimental de Sammr y de Esphera, dos propuestas muy interesantes para oídos más inquietos. También es muy destacable la presentación de dos gupos de música tradicional La Ronda Astí Queda Ixo! y La Ruina de Odín.

Como se puede ver, el panorama se presenta bastante variado, pero se echa de menos propuestas más originales y arriesgadas. A muchas de las bandas nombradas se les ve calidad, pero deberían ofrecer cosas nuevas; ir más allá de quedarse en un simple grupo que recuerda a muchos otros nombres (y que incluso a veces roza el calco). Sin embargo, la cantera aún es joven y nos pueden deparar agradables sorpresas.

 

Pecker, un hombre inquieto

 

 

Pecker, al igual que Juan Palomo, él se lo guisa y él se lo come. En un tiempo en que la industria discográfica está paralizada y no sabe cómo salir de una crisis de la que sus propios dirigentes son los culpables, es admirable cómo cada vez los artistas se las ingenian ellos mismos de las maneras más sorprendentes para darse a conocer. Uno de los que más están dando que hablar es precisamente el oscense Raúl Usieto, más conocido como Pecker.

Hace tan sólo unas semanas hizo un llamamiento masivo para que sus fans le ayudasen a montar un videoclip en la que saliesen cantando su último single, “Treinta y cinco”. El resultado, una sorprendente muestra de que con imaginación y ganas aún se puede innovar. El propio Pecker es el primer sorprendido. “Estoy muy satisfecho. En ocasiones cuando uno mira a través de esta ventana al mundo que es internet no sabe si también le están viendo a él, no  sabe en qué grado importa lo que hace, ni de qué modo se valora. La respuesta inesperada que tuve con la iniciativa de la canción "Treinta y cinco" me llenó de alegría. No es fácil que la gente se atreva a implicarse en un proyecto tan loco como el de grabarse a sí misma cantando una canción para que luego el artista monte un videoclip con sus imágenes. Y recibí material de muchos rincones de España, de Estados Unidos y de Argentina. Lo bueno de esta idea es que una vez montado el clip, todos los implicados tenían ganas de verlo y esto hizo que en el día de su estreno en YouTube se colocara en el nº 9 de los vídeos de música más vistos en España”.

La cosa no quedó allí. Pocos días más tarde volvió a dar que hablar con una curiosa versión de “I wanna be your boyfriend”, de The Ramones. “Esto fue todavía más sorprendente, incluso bizarro (en el sentido inglés de la palabra). María, mi mujer, se compró un hulahop en una tienda de Zaragoza. Casi al mismo tiempo fue mi cumpleaños y me regalaron un ukelele blanco precioso y quería grabar algo y colgarlo. Soy fan de los Ramones desde que tenía 8 o 10 años y adoro esa canción y me pareció divertido juntarla con un hulahop y un ukelele. Hicimos el vídeo entre los dos (María es la verdadera estrella del clip, ella es todas mis piernas), y lo subimos a mi canal. En pocas horas se colocó el número 1 de España y el número 31 del mundo... Íbamos viendo como entraba progresivamente en los ranking de los más vistos de Alemania, Canadá, Australia, Taiwan, Méjico, Reino Unido, Irlanda, Francia... En fin, una locura muy, muy excitante.

Y cuando aún no se ha recuperado de la sorpresa, ya ha anunciado por medio de su myspace una nueva iniciativa: crear con sus fans una súper banda en el que cada uno colabore con un instrumento para luego montarlo en un video (incluso enseña los acordes). Desde luego, ideas no le faltan y sabe que debe seguir por este camino si quiere darse a conocer. “Tengo la suerte de contar con Mark Davyd, un manager y amigo que intuye cuál es el camino de la promoción hoy en día, y estamos probando qué es lo que ocurre. Es evidente que, además, hacen falta ideas y para esto en el proyecto Pecker somos un equipo pensante muy activo tanto mi mujer, como mi hijo Lucas de 10 años, como yo mismo; uno dice algo y a continuación el otro desarrolla un poco más la idea, hasta llegar al final. Por otra parte, está cambiando tanto el modelo de mercado en el mundo de la música y audiovisual que todo el mundo anda un poco desorientado y desde luego que el camino está en la red, te permite esa inmediatez y ese contacto directo con la gente, aunque a veces sea demasiado frío”.

Este contacto continuo con su público ha hecho que Pecker se esté ganando cada vez más adeptos y precisamente éstos son los que más se alegrarán con su nuevo disco, “Memorias de un hombre invisible”, una recopilación de los mejores temas de sus primeros tres discos y algunas sorpresas. “Nos parecía importante que la gente que acaba de descubrirme supiera que hay un viaje de 3 discos en mi pasado reciente, con grandes canciones. Los 2 primeros "Diez y 1 galaxia" y "2 y las nadadoras" son casi imposibles de conseguir ya y por suerte aún queda gente que prefiere el disco objeto a la descarga digital. Así que, aquí viene: "Grandes éxitos de un hombre invisible" que además incluye 2 canciones nuevas; una versión de maqueta de un tema del segundo disco; cuatro remixes de varios singles con los que solemos acabar los conciertos a cargo de DJ Niño de The Pinker Tones, de McPérez, de Carlos Sáinz y de Cien Perros; y tres grandes colaboraciones de artistas a los que admiro: Miqui Puig, Iván Ferreiro y Bimba. Lo interesante del álbum es que las canciones han sido seleccionadas por los admiradores de Pecker en Facebook. Las cuatro más votadas de cada disco son las que se van a publicar”.

Como se ve, sigue pensando en su público. Ya sólo me quede recomendar este artista que se mueve en esa complicada línea de “demasiado comercial para los indies y demasiado raro para ser un producto comercial”. Los que le den una oportunidad no lo lamentarán y descubrirán a un artista capaz de mezclar el pop más redondo con el electro, funky, trip hop, rock y lo que se le ocurra en cada momento.

 

Achtung Baby, ¿el mejor disco de los últimos 25 años?

 

Me prometí a mi mismo que al retomar el blog evitaría escribir de los omnipresentes U2, pero justo ayer vi que la revista Spin ha nombrado al "Achtung Baby" (1991) como mejor disco de los últimos 25 años. Y claro, no he podido resistirme a hacer un comentario del disco que cambió mi perspectiva de la música desde la primera vez que lo escuche, hace ya más de 15 años, y al que más veces le he dado al play.

Para los que nunca han dado una oportunidad a Bono, al del gorrico a lo Amaral y a los otros dos gregarios, este disco es la excusa perfecta: es moderno (las guitarras de The Edge nunca han sonado mejor), contiene algunas de las mejores composiciones del cuarteto y no pretende aburrir al oyente con proclamas para salvar al mundo. De hecho, sigue siendo el álbum del que más temas rescatan para sus directos: “Zoo Station”, “Mysterious Ways”, “Until The end of the World” o “One” (insuperable) son casi fijas y “Ultraviolet” se ha revelado en esa última gira como uno de los momentos álgidos.

¿Pero se merece estar en lo más alto de ese podio? Aunque cada lista confeccionada por un medio atiende a unos criterios diferentes, a mí me ha parecido una decisión muy conservadora. No es que no se lo merezca, pero objetivamente hay trabajos que han influido de una manera más importante en el rumbo de la música desde 1980. “Dummy”, The Portishead; “Blue lines”, de Massive Attack; e incluso “Grace”, de Jeff Buckley, discos que también están incluidos en la lista, aunque en unas posiciones mucho más bajas, dan más el perfil.

En el resto de la lista, que incluye 125 discos, encontramos nombres imprescindibles, sorpresas y sonoras ausencias. Entre los primeros no podían faltar Animal Collective (“Merriweather post pavilion”), Radiohead (“Ok Computer”), The Smiths (“The Queen is dead”) o Nirvana (“Nevermind”). Sin embargo, no me esperaba que Prince (Sign O’ the times) logrará una merecidísima segunda posición o que se apostase tanto por grupos de hip hop (Jay Z, Nas, Public Enemy o Run DMC). Lo que no entiendo es que hacen Guns & Roses cerca de los más alto y que no aparezca ningún disco de Primal Scream… Es lo que tienen las listas: no contentan a nadie. Para ver la selección completa, pincha aquí.

 

The Closers: Gliese 581

 

 

Si metemos en una batidora a los Primal Scream más electrónicos, Nine Inch Nails y Prodigy, lo más probable es que el resultado fuera algo parecido al primer larga duración de los zaragozanos The Closers, “Gliese 581”. Una agradable sorpresa dentro de la escena musical maña, que sería  mayor si no fuera por un trabajado pasado (cuando aún se llamaban Revelbeat) y su EP “The End” (publicado hace escasos meses y del que rescatan tres de los cuatro temas que incluía), que ya contenía los acertados ingredientes: potentes guitarras y una base rítmica sustentada por una batería y arreglos electrónicos nada sutiles.

Y es que tras casi 10 años en los escenarios, los miembros de The Closers han entregado su mejor obra sin renunciar a sus principios, ajenos a las modas pero adaptándose a los nuevos tiempos. A pesar de que el rock post grunge y el big beat no han pasado por el mejor momento durante esta década, ellos han seguido apostando por la mezcla. Finalmente, la coyuntura musical les ha sido favorable y con una mayor presencia de la electrónica han dado el gran paso.

La mayor baza con la que cuenta “Gliese 581” es con su cuidadísima producción, con un sonido que no tiene nada que envidiar a lo hecho por grupos anglosajones: "You can’t stop me in club", con cierto regusto a los grupos de moda como Kasabian o Klaxons, podría sonar en emisoras tipo NME. Precisamente, este tema junto con “My own mistake” (con un trepidante ritmo a lo Prodigy) “20 light years from home” (que podría incluir a Josh Homme como colaborador) “Here again” y “Come down” (la joya del disco: Bobby Gillespie cantando "Miss Lucifer" poseído por el espíritu de Kurt Cobain) es la artillería pesada con la que arrasarán en sus conciertos. Sin embargo, el disco también deja momentos más introspectivos y apuesta por temas más atmosféricos. Allí están "The end", o "Loud love".

En general, un trabajo muy cuidado y compensado que seguramente trascenderá más allá del ámbito aragonés y que ha creado un importante camino a seguir en Zaragoza. Para escucharlos pincha aquí.

 

El director de la discordia: Wes Anderson.

En una época como la que vivimos de sobreinformación y donde todo el mundo puede expresar sus opiniones gracias a internet, es difícil que la gente se ponga de acuerdo en sus preferencias y cada vez es más difícil encontrar la unanimidad en las nuevas propuestas artísticas. Aunque pienso que esto no debe de ser algo completamente nuevo, pues no me creo que cuando se estrenó Ciudadano Kane toda la crítica la aplaudiese al unísono. Y como ejemplo más claro no hay más que mirar la indiferencia que suscitó “Blade Runner” en su estreno (muchos críticos aún deben estar escondidos debajo de una piedra) y el fervor casi religioso que suscita ahora.

Uno de los directores actuales que más discrepancias está generando es Wes Anderson. Este director nació en Houston en 1969 y estudió Filosofía en la Universidad de Texas, donde conoció a su amigo Owen Wilson. De esa amistad surgió el que sería el guión de su primer cortometraje “Bottle Rocket”. Se ha convertido en el emblema de la generación de cineastas norteamericanos independientes que vio la luz a comienzos de los años 90. A Anderson se le suele incluir dentro de la denominada Nueva Comedia Americana, donde también destacan los realizadores Alexander Payne (“Entre Copas”, “A propósito de Schmidt”), Paul Thomas Anderson (éste ya reconocido por los grandes medios gracias a “Magnolia” y la reciente “Pozos de Ambición”), o Todd Solondz (“Happines”, “Bienvenidos a la casa de muñecas”), y los actores Ben Stiller, Will Ferrel o Jack Black. La mayor característica de esta generación es un peculiar sentido del humor, o como dice Jordi Costa: “su poshumor sería el fruto de la perplejidad del espectador frente a una respuesta pretendidamente cómica”. O para que nos entendamos, los herederos directos de gente como John Landis (“Los Blues Brothers”) o Blake Edwards (“El Guateque”, “La Pantera Rosa”). En cuanto a los actores el ejemplo más claro podría ser el gran Peter Sellers o más recientemente Bill Murray (un actor que como veremos sigue en plena vigencia).

El estilo en concreto de Anderson se podría resumir en una cuidadísima puesta en escena, con un gran sentido del detalle y la contraposición de colores; una exquisita elección de la banda sonora, donde conviven los Rolling Stones y The Kinks con música árabe o brasileña; la recreación de un universo siempre único sobre un marco aislado y dotado con sus propias leyes; el equilibrio entre comedia y pesimismo, con un sentido del humor muy cuidado aplicado a situaciones delicadas (como es el intento de suicidio); y la predilección por unos personajes pintorescos encerrados en sí mismos con incapacidad de encajar en el mundo real. Sus detractores, sin embargo, le acusan de ser un mero fabricante de historias entretenidas pero insustanciales, unos chistes que no pasan de lo simpático en el mejor de los casos, pero sobre todo de su afán de ser trascendente en unas películas con una impecable factura visual pero vacío en su contenido. Estas acusaciones no sólo se quedan en él, sino que son los mismos reproches que se hacen a autores “pijos” de su generación como Sofia Coppola o la española Isabel Coixet.

Su primera obre fue “Ladrón que roba a ladrón” (1996), un filme que es la puesta de largo de su primer cortometraje “Bottle Rocket”, con la misma trama y los mismos personajes. En España no llegó a ser estrenada en pantalla grande y se lanzó directamente en vídeo, pero hoy en día aún es difícil localizarla. La historia la crearon a tres manos, el propio Anderson, Owen Wilson y su hermano Luke, y supuso el despegue de sus respectivas carreras (Owen, en estos momentos recuperándose de su intento de suicidio…). Narra la vida de dos amigos que recién salidos del manicomio que ingresaron voluntariamente, intentan alcanzar algunas de sus sueños y para ello terminan metidos en el mundo del crimen. Como es de esperar, los personajes al final de la cinta habrán llegado a una meta pero la que ellos se habían planteado. Esta es la premisa de todas las películas de este director: los sueños frustrados, y como conciliarse con el presente. La primera hora mantiene un listón muy alto, con escenas memorables como la huida del manicomio y el atraco a la librería. Después decae, pero el final vuelve a ser magnífico (es especialista en esto). Aunque le falta ritmo y el nivel de complejidad es aún menor, su estilo ya comienza a estar muy presente. Destacables son la actuaciones de los dos protagonistas y sobre todo de un gran James Caan. De este último poco queda por decir, pero Owen Wilson merece estar entre uno de los mejores cómicos de sus generación como posteriormente demostraría con la obra maestra que es “Zoolander” (2001) de Ben Stiller.

Tan sólo dos años más tarde dio forma a la que es una de sus mejores obras: “Academia Rushmore” (1998). En ella descubrimos a Max Fischer (interpretado por Jason Schwartzman) un estudiante (entre entrañable y repelente) de una pija universidad americana, que se enamora de una de sus profesoras, pero la cosa se complica cuando su amigo, el profesor Blume (Bill Murray) también la quiere conquistar. Aquí el director ya da rienda suelta a todo su ingenio y nos regala una inteligentísima comedia ácida sobre la juventud (pero desde un punto de vista muy adulto) y, por supuesto los sueños incumplidos. Si algo hay que destacar (aparte de su siempre impecable puesta en escena) son los maravillosos personajes, que siendo unos egoísta despiertan una gran ternura, y unos diálogos que lejos de ser empalagosos son muy emotivos. Hay que reconocer que los actores están a la altura, destacando a Bill Murray y Jason Schartzman, que aquí comenzarían su fructífera relación con Anderson: el primero como actor fetiche y el segundo como coguionista (también ha hecho buenas migas con la familia Coppola. Se podrá decir que ha pegado un pelotazo).

Con “Los Tenembaums. Una Familia de Genios.” (2002) tocó techo. Si en su anterior trabajo creaba un maravilloso trío protagonista, en esta ocasión nos regala una familia entera, con un reparto espectacular (Gene Hackman, Ben Stiller, los hermanos Wilson, Anjelica Houston, Gwyneth Paltrow…). Tras un genial prólogo con los acordes de “Hey Jude” de los Beatles, nos presenta a estos peculiares personajes. Los hijos prodigio: un tenista depresivo, un prometedor empresario inventor de los ratones dálmatas, y una decadente dramaturga. Los padres: ella paleontóloga responsable y él un patriarca crápula vividor. Pero el paso del tiempo no trata a todos bien por igual, y aunque intenten cambiar el pasado, nunca lo lograran: las heridas siguen aún abiertas. Anderson describe diálogos y situaciones sin buscar la risa fácil y sin caer en la parodia ni la crueldad, pero realiza una hermosa comedia (en el estilo clásico de la palabra) que en el fondo trata del amor, muerte, soledad, cariño… Es decir, los grandes temas universales del ser humano.

Una vez consolidado en el panorama cinematográfico, Anderson llevó a cabo unos de sus proyectos más ansiados, “Life Aquatic” (2005). Otra vez con un gran reparto, en el que repiten muchos de sus habituales, pero que además incluye a Willem Fafoe. Un lujo. Es la historia de una especia de Jacques CousteauHenry Sellick (“Pesadilla Antes De Navidad” 1993) para recrear las especies marinas. Y, por supuesto la BSO, que rescata temas del primer David Bowie originales y otros interpretados por Seu Jorge en brasileño. Mención especial merece el tema de Sigur Ros en la escena del tiburón, pues no se me ocurre una música mejor para acompañar esas imágenes. Por el contrario, se trata de su obra más pretenciosa (en el mal sentido de la palabra) y a parte de perder mucho fuelle en la recta final, tiene momentos muy forzados. De todas maneras, una película con un encanto que es difícil resistirse. (interpretado por Bill Murray) que busca la existencia de un mítico tiburón acompañado por su estrafalaria tripulación (que no deja de ser otra de sus familias disfuncionales). Este tema ya le venía dando vueltas desde tiempos de “Academia Rushmore”, donde un acuario ya tenía una gran importancia en el guión. El resultado es su filme más desigual, en el que encontramos algunos de los mejores momentos de su carrera con otros de nivel inferior. A favor de la balanza decir, que su estilo visual ya está completamente formado (y alejado a años luz de los demás), llegando su cumbre, que es la hermosa escena final cuando toda la tripulación, por fin, descubre el gran tiburón. Hay que destacar también el excelente trabajo de

Normalmente, a partir de la idea de un corto se desarrolla un largometraje, pero en su último trabajo, Anderson ha hecho lo contrario. A raíz “Viaje a Darjeeling”“Hotel Chavelier” (2007), para contextualizar uno de los protagonistas de la película (Jason Schwartzman). En ella nos cuenta el reencuentro, en una habitación de un hotel de París, de una pareja de relación imposible que no pueden estar ni juntos ni separados. Uno de los alicientes para verla es la oportunidad de ver a la bella Natalie Portman desnuda, resaltada por una hermosa fotografía y una efectiva cámara lenta. Para algunos merece la pena más este corto que la película completa. Puede que no les falte razón. Pero si algo me quedo de esta obra es la genial utilización de la canción de “Where do you go to my lovely” de Peter Sardstedt. (2007), se le ocurrió rodar una pequeña historia llamada

En “Viaje a Darjeeling”, vuelve a reincidir en su apuesta formal para construir un relato que aúna todas sus virtudes (y también sus defectos). En él nos muestra el viaje de tres hermanos a la India para recuperar su confianza y reencontrarse con su madre, es decir otra excusa para mostrar familias que buscan su reconciliación. El Filme tiene momentos brillantes (el cameo de Bill Murray, las disputas de los tres hermanos, la relación con su madre), pero es inevitable caer en la sensación que los mecanismos de representación, el desarrollo de personajes y la temática son demasiado parecidos a toda su obra anterior. Sin embargo, una vez más Anderson sale victorioso y es imposible salir del cine sin la idea de haber visto una historia entrañable, única y fascinante.

En estos momentos sus fieles seguidores van a seguir adorándolo (en los que yo me incluyó) y sus detractores siempre tendrán motivos de sobras para criticarle (si son bien razonados, no les faltan). Pero lo que es indudable es que mientras sigue habiendo directores tan personales, innovadores y, por supuesto, que sean capaces de generar opiniones contrastadas, el cine seguirá siendo el fascinante séptimo arte. Ahora sólo nos queda esperar a ver que nos ofrece en su nuevo proyecto, “The Fantastic Mr.Fox”, un filme de animación en el que adapta al también genial Roald Dahl.

La Alargada Sombra de Ian Curtis

El 18 de mayo de 1980, Ian Curtis, cantante del grupo Joy Division, llegaba solo a su casa de Macclesfield. Se puso en la tele “Stroszek” (de Werner Herzog), una de sus películas favoritas, después escuchó el disco “The Idiot” de su querido Iggy Pop y decidió ahorcarse en la cocina con una cuerda de tender por la noche. Con tan solo 24 años, terminaba la carrera de una de las figuras más importantes de la música popular de las últimas tres décadas. Nunca sabremos cómo hubiera evolucionado en un futuro, pero lo que es innegable es su influencia en infinidad de bandas de todo tipo de estilos: desde el punk, la música electrónica o el rock siniestro. Grupos como The Cure, Editors o los mismísimos U2 le deben estar muy agradecidos.

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Concierto de El Columpio Asesino (9-5-2008)

 

Lleno absoluto en La Casa Del Loco para escuchar en directo el nuevo disco de El Columpio Asesino, “La Gallina” (2008). Es la tercera vez que nos visitan, tras su paso por FNAC y el Centro Cívico de la Universidad y resulta obvio que en cada entrega ganan más adeptos y sus conciertos son más multitudinarios. La publicación de su tercer disco está generando la misma expectación que sus anteriores obras, y no es para menos, ya que se trata de su trabajo más equilibrado y personal. Ya han conseguido superar sus variadas influencias y han logrado encontrar un sonido propio con unas letras y universos muy personales.

Abrieron la noche los zaragozanos De Vito (antiguos componentes de Sullivans), un grupo que en escaso tiempo han disfrutado de un ascenso meteórico en la escena local. Tienen temas tremendamente divertidos (sobretodo “Clap your hands say co”) pero su tecno-rock en directo sigue resultando un tanto plano. En muchas ocasiones sus instrumentos parecen quedar sepultados por los bailables ritmos marcados por su portátil. De todas maneras supieron derrochar energía y hacer pasar un buen rato a los primeros espectadores.

En los últimos meses, El Columpio Asesino ha sufrido varias bajas y los hermanos Arizaleta se han hecho cargo de la dirección de la banda, han introducido a un nuevo bajista (con una importante presencia en los coros) y a una teclista y cantante muy activa (que ya había colaborado con ellos en algún tema en el pasado). Es destacable la continuidad del trompetista, que ahora además de su instrumento se ocupa de una percusión complementaria que le da una nueva profundidad rítmica a varias de sus composiciones. Un detalle, a priori secundario, es que en su nueva gira llevan un técnico de sonido propio, pero en un grupo de sus características resulta fundamental para plasmar el sonido del álbum en directo.

La primera en sonar fue “El Destacamento”, un tema que resume a la perfección lo que encontramos en su nueva obra y a lo largo de su actuación: atmósferas inquietantes, hermosos coros de mujer, explosiones de intensas guitarras y letras sucias y misteriosas. La primera parte del concierto se centró en algunos de sus temas más guitarreros como “Edad Local”, “Aham” o “México”, para luego dar paso a su faceta más arriesgada y experimental con “Moscas” o “No tienes que decirme nada”. En los primeros, desde luego es donde más cómodos se sienten y más efectivos resultan, pero los instante más interesantes fueron cuando apostaron por el nuevo camino marcado, con “La Ceniza” como uno de los momentos álgidos de la noche.

Cuando llegaron los bises, el público completamente entregado, pidió a gritos las canciones que querían que para cerrar la velada. Como no podía ser de otra manera esas peticiones se trataban de los temas más bailables, es decir “Floto” y “Luca 44-48”. Los de pamplona satisfechos por el excelente trato a lo largo de la noche no pudieron decir que no. El resultado, un apoteósico final con un intenso baile en la parte central del escenario.

Concierto de Thrauma, Khornea y Thorgeir

El Ciclo de bandas aragonesas de Muévete en Directo llegó a su fin, y lo hizo de una forma distinta a lo que nos tenía acostumbrados. La última cita se dio en la mítica sala La Casa Del Loco (en la que muy pocos artistas noveles tienen la oportunidad de tocar) y además los grupos invitados se alejaban de la vertiente pop-rock a la que estábamos acostumbrados, y se volvían a centrar en los sonidos más duros (propios del reciente Festival Nuevo Metal de Zaragoza). La otra nota característica fue el altísimo y brutal volumen con que los técnicos le pusieron a los grupos, no obstante, se les llamó la atención por parte de la organización. Por lo demás discurrió la noche normal con el buen nivel de público mostrado durante todo el ciclo.

Los primeros en aprovechar ese derroche de vatios fueron Thrauma, una formación trash a la vieja usanza pero con una voz más gutural. Tras un comienzo dubitativo por parte de sus miembros, comenzó una tormenta de guitarras estridentes, bajos atronadores y una batería aplastante. La mayoría de las canciones se ajustaban a lo aprendido por sus maestros, pero mezcladas con momentos más progresivos e instrumentales. Conectar con el público no les fue tarea fácil, pero regalar el “Seek & Destroy” de Metallica es munición infalible. Para rematar la faena en la recta final del concierto recurrieron a una acelerada versión de “Bloody Roots” de Sepultura. La gente contenta, pero seguramente con una ligera pérdida de audición.

 

En la siguiente actuación el volumen de la sala ya se bajó considerablemente, pero poco les importó a Khornea, que salieron con ganas de tocar muy fuerte y muy alto. Esta banda está muy cerca de los postulados de los anteriores pero con una mayor velocidad, cambios de ritmo más bruscos, apenas solos de guitarra y sobre todo un cantante con una actitud mucho más punk y provocadora (además salió al escenario con una especie de pene gigante en sus partes…). Como ya había avisado anteriormente el cantante de Thrauma, su concierto no dejó indiferente a nadie, y desde la primera canción se formaron los primeros pogos y cuernos al aire, creando un clima mucho más agresivo y físico, siendo la tónica esta hasta el final de su buena actuación.

 

Después de toda esa actitud de agresividad (que nunca pasó de lo estrictamente musical), los encargados de decir adiós a este ciclo fueron Thorgeir, un grupo con una pose mucho más lúdica y festiva, de hecho, salieron al escenario con faldas escocesas y con las caras pintadas, recordando a Mel Gibson en “Braveheart”. También son un grupo de metal, pero con una mayor presencia de teclados y unas patentes influencias del folk noruego. Al comienzo de su show mostraron su cara más dura y combativa (con ataques a la SGAE incluidos) pero al final optaron por dar rienda suelta a su pasión por el “Viking-metal”, para alegría de su público, que no paro de bailar a sus pies hasta el final de su espectáculo.

Y hasta aquí todo lo que ha dado el Muévete en Directo. Esperemos que se tenga en cuenta la gran aceptación por parte del público (además considerando el incremento con respecto al año pasado), y el buen entendimiento por parte de los grupos participantes, y al año que viene volvamos a disfrutar de algunas de las mejoras bandas zaragozanas consolidadas con otras que estén empezando en este fascinante arte que es la música.

Concierto de Nico Cassinelli, Pensamiento 24 y Sultans

La actuación de estos grupos debería haberse celebrado hace casi un mes, pero por problemas técnicos surgidos en el C.C de las Delicias, este concierto se vio obligado a posponerse hasta el día 19 de Abril. El lugar escogido finalmente para el evento fue el C.C de la Universidad, uno de los espacios a los que más público se acerca. Pero ese día no ocurrió así. El motivo: el Real Zaragoza jugaba en casa, y contra el Recre nada menos (se juegan ambos la permanencia). Así que una vez más, el deporte rey hizo mella en las actuaciones.

Muy poca gente había gente a primera hora, pero Nico Cassinelli empezó la actuación de todas maneras, no sin antes desear suerte a nuestro equipo. Nico es un músico argentino afincado en España y que está comenzando una nueva carrera musical en solitario en nuestro país después de haber editado varios discos con su grupo Orsai en su Argentina natal. Su estilo se mueve entre el pop clásico, pero influenciado por el tango y folk sudamericano. Esa noche desplegó una banda de 5 músicos, con percusión, cajón, guitarra y teclados, recreando un ambiente muy relajado e intimista. Una sensación que se reforzó más gracias a que entre canción y canción explicaba su origen o significado. A lo largo de 40 minutos hizo un recorrido por el amor, recordó la influencia de los antepasados y homenajeó a su querida Buenos Aires. Quiso terminar con una canción de la cultura popular argentina que no tiene autor para reivindicar todavía más sus orígenes.

Pensamiento 24 es un grupo aragonés surgido hace muy poco pero que ya cuentan con varios conciertos y concursos a sus espaldas. De hecho, aún se encuentran sumergidos en la gira de presentación de su primer disco “Retorno Al Corazón” (2007), y su actuación se centró en los temas que incluye su debut. Su estilo posee muchas influencias del rock latinoamericano, como puede ser Maná (han ejercido de teloneros de varios grupos latinos aquí en España), destacando un gran protagonismo de los punteos de guitarra. Su exhibición fue más que correcta pero se les nota que les falta algo de fuerza para tener algo especial del que hacer gala, aunque si algo no les falta fueron ganas de hacerlo bien y de pasar un buen rato haciendo lo que más les gusta.

Aunque si hubo un grupo que salió al escenario con ganas de arrasar (a pesar del escaso público que aguantaba) fueron Los Sultans. Se trata de un grupo muy joven pero con unas tablas y una presencia escénica envidiable, destacado un carismático y desmadrado cantante. Sabiendo que poseen un potente directo ya consolidado en la escena zaragozana, esa noche quisieron hacer un show distinto, y se centraron en regalarnos versiones de las canciones y grupos que más admiran intercaladas por algunas propias. Así abrieron fuego con un tema blusero instrumental para a continuación atacar con el “Tie your mother down” de Queen”, y a partir de allí no hubo ningún momento descendente ni de relleno: Tequila (“Rock & roll en la plaza del pueblo””), Los Bravos (“Los Chics con las chicas”), Los Beatles (Twist and shout). Todas ellas ejecutadas con una fuerza tremenda. Las suyas no se quedaron atrás, “Hey Mama”, es un estupendo ejercicio de rock sucio y “You and me” es un interesante tema con influencias reggae. Para cerrar recurrieron a la banda que mejor ejemplificó en rock and roll en los 60, los Rolling Stones, con su tema “Jumpin’ Jack Flash”. Muy a seguirles de cerca.

Concierto de Sed, Corpore y Armenian

El IV Festival de Nuevo Metal de Zaragoza cerró su ciclo el pasado 17 de abril y el balance no puede ser más positivo, la asistencia ha sido bastante alta y el nivel mostrado ha sido destacable. En su última jornada (otra vez en jueves, y la sala Reset) se volvió a repetir el éxito de público.

Los encargados de abrir la noche fueron SED, un grupo surgido a comienzos de 2005 pero que en poco tiempo ya han ganado algún concurso en nuestra ciudad y han podido telonear a grupos de cierta repercusión mediática como Pignoise. Su propuesta se aleja de las coordenadas más duras de este ciclo y se centra más en las melodías cantadas en español y con unas influencias más variadas que van desde Foo Fighters a Sepultura, aunque si hay un grupo al que recuerdan es a Sober. A la hora de demostrarlo en directo no hubo muchas sorpresas, muy buen oficio, sección rítmica muy potente y una actitud desafiante, sin embargo no consiguieron conectar con el público (que no estuvo especialmente dinámico) hasta pasada la mitad de la actuación. Los mejores momentos llegaron cuando invitaron al escenario a los cantantes de los otros dos grupos participantes en una especie de improvisación en la recta final de su actuación.

La imagen que proyectan los grupos de este tipo de música no suele ser muy elaborada, pero Corpore son una excepción y salieron al escenario impecablemente uniformados: pantalón negro y camisa roja, corbata y raya en los ojos es su vestimenta oficial. Al igual que SED, muestran una mayor variedad de influencias en su estilo, pero se diferencian en unos ritmos más rápidos y variados, y sobre todo por un cantante más aficionado a gritar. También a ellos les costó mucho ganarse a unos espectadores perezosos y estáticos, que no reaccionaron hasta la segunda mitad del concierto, especialmente cuando interpretaron una metálica versión de “Go” de Pearl Jam”. Es de agradecer el apoyo y buen entendimiento que hubo entre las bandas y para devolver el favor de la colaboración de antes, volvieron a subir a las tablas los 3 cantantes. Solo les pusieron una condición: ellos también debía llevar camiseta roja por lo menos.

De toda la hornada de un-metal que arrasaron con el mercado mundial a principios de  de esta década, pocos son los que tuvieron mayor repercusión de lo estrictamente mercantil, pero si hubo un grupo que mereció la pena de esa época, fueron los americanos (varios de origen armenio) System Of A Down. Armeniam nacieron como una banda tributo de esta banda pero ya han comenzado a desarrollar una carrera propia aunque no muy alejado de los postulados de sus maestros. También ellos cuidan mucho su imagen y salieron al escenario con la cara pintada de una forma muy carnavalesca y llamativa. Comenzó su show con unos riffs entrecortados adornados con una risa maquiavélica del cantante (muy parecido a lo que hacía Mike Patton con Faith No More. ¿Cuándo se les valorará como se merecen?), y por fin los presentes parece que se despertaron y comenzó a haber movimiento en las primeras filas. No obstante, fue la mejor actuación de la noche, muy potente y rica en matices. Y sí, hubo invitación a los demás grupos, aunque en esta ocasión para regalarnos una magnífica versión de SOAD.  Gran ovación por los presentes y los miembros del grupo se despidieron con un sentido agradecimiento.

Concierto de Noion, Ewah y Jodío Loco Sucio

 

La segunda jornada del IV Festival de Música Metal de Zaragoza contó con un considerable aumento de afluencia y la Sala Reset se volvió a llenar de una gran variedad de público, aunque el número de camisetas negras y pelos largos fue mayor que la cita anterior. El recinto continua siendo un lugar ideal para escuchar conciertos de estas características, ya que posee un gran equipo de sonido (el volumen creo que estaba incluso más alto que en otras ocasiones), pero cuando el aforo es excesivo, si no coges buen sitio en el centro de la pista pierdes un poco de visibilidad. De hecho, muchos fueron los que vieron el evento desde las escaleras de la entrada, para disfrutarlo mejor y además evitar la violencia que se creó a pie de escenario.

 

Noion, un grupo formado en Zuera hace un par de años, fueron los encargados de abrir la noche. Su propuesta es un metal enérgico y potente pero muy influenciado por el funky (en la línea de Faith No More), con un cantante que grita, rapea o se pone melódico de una forma muy convincente. Desde el primer tema salieron con ganas de pasarlo bien, y ellos eran los que no paraban de moverse y saltar por el escenario, pero el público aún estaba un poco frío, lo que llevó al enfado de su cantante. Al final, lo logró, pero no sin esfuerzo. Tanto se ganó al público que no pararon de pedirle que les hiciera “un calvo” (algo que por lo visto sí que debe regalar en otras ocasiones) pero él muy amablemente declinó la propuesta. Muy divertidos.

 

Los momentos más duros, extremos y experimentales llegaron de la mano de Ewah. La verdad es que no entendí ni una sola de sus letras, aunque con títulos como “El Club De La Lucha”, “Indigestión” o “El Rostro Del Ansia” ya se ve por donde andan los tiros. Pero lo importante es cómo transforman ese sentimiento en música: una base rítmica atronadora, unas guitarras claustrofóbicas y un cantante con una voz desesperada y cabreada. El momento cumbre llegó cuando invitaron a cantar a un antiguo miembro del grupo y se enfrascaron en un espectacular duelo de gritos (algo que haría las delicias del mismísimo Mike Patton). Toda esa violencia del escenario se trasladó a las primeras filas y los pogos y los empujones no se hicieron esperar. Su cantante en plena euforia se mezcló entre el público y se recorrió toda la sala empujando a los que encontró en su camino, para posteriormente ser levantado en brazos por varios de sus fans. Fue un concierto espectacular pero no recomendable para oídos sensibles. Aunque no todo fue rabia y agresividad, al acabar su actuación por los altavoces sonó la mítica canción de “La Vida de Brian”, "Always Look on The Bright Side Of Life". Y es que la vida a veces puede ser maravillosa.

 

Después de semejante tempestad, el público se volvió a acercar sin miedo al escario para escuchar a Jodío Loco Sucio. Se trata de un trío con una larga trayectoria en la escena underground estadounidense y con cierta repercusión en el Caribe, de donde son dos de sus miembros originarios. El cantante y guitarrista es Leo Susana, conocido por estas tierras como el nuevo miembro del famoso grupo de humor “Pututtú de Fua”; a la batería se sienta la portentosa Gigi Cano, que hizo una actuación impresionante  y más teniendo en cuenta sus pequeñas proporciones; y cierra la formación al bajo el zaragozano Marce Marco. Ellos tres se bastaron para lograr un concierto dinámico y potente en el que mezclaban composiciones metaleras con otras más rockeras. Las letras, como no podía ser de otra manera, mezclaban sentido del humor con mensajes reivindicativos (en algunos momentos recordaban a Molotov) con temas como “Ah, Los Dictadores” o “Maco Jones”. Sin duda fue la actuación que más disfrutó los allí presentes, de hecho, fueron los únicos que regalaron varios bises. Entre ellos dos simpáticas versiones de Judas Priest (Breaking The Law”) y de AC/DC (“Highway To Hell”). El trío se sintió tan cómodo que sobrepasaron su horario de actuación, y aunque al final de cada composición decían que era la última, a continuación arrancaban con una nueva. A nadie le pareció mala idea.